Doctor Diego Antoni, Director del Programa de Gobernabilidad Democrática del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
Maestro Javier López Sánchez, Director General del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI)
Doctor Fernando Salmerón Castro, Coordinador General de Educación Intercultural y Bilingüe de la Secretaría de Educación Pública (SEP)
Maestra María Vallarta Vázquez, Directora de Vinculación, Asuntos Internacionales y Programas Compensatorios del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED)
Ingeniero Janitzio Durán Ortegón, Jefe de la Unidad de Planeación y Consulta de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI)
Doctora Arminda Balbuena Cisneros, Coordinadora del Centro para el Desarrollo Democrático (CDD)
Señor Consejero Electoral Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Electoral del Instituto Federal Electoral
Señoras y señores funcionarios del IFE y de las instituciones que colaboraron en la organización de este evento.
Compañeras y compañeros de las Juntas Locales y Distritales del todo el país que siguen este evento a través de la red IFE.
Estimadas y estimados jóvenes universitarios que nos acompañan.
La desigualdad atenta contra la democracia.
Limita el ejercicio de los derechos universales y el control de los poderes públicos por parte de los ciudadanos.
La desigualdad puede, incluso, cuestionar la percepción de los sistemas democráticos y la viabilidad de éstos como la mejor forma de gobierno que ha imaginado el hombre.
Los diagnósticos más serios de nuestro continente así lo demuestran.
Por ejemplo, el Informe del Latinobarómetro 2011 señala que 57% de los encuestados están insatisfechos con el funcionamiento de la democracia y cerca de un 25% no considera que sea la mejor forma de gobierno.
Más aún, este Informe destaca que en nuestra región, el apoyo a la democracia bajó, en promedio, de un 61% a un 58%, en los últimos años.
Desde un enfoque más integral, el Informe sobre el estado de la democracia en América Latina 2010[1] señala que somos al mismo tiempo una región democrática y la más inequitativa del planeta .
De acuerdo con este Informe, el mayor problema de la democracia en América Latina es la desigualdad social, y la forma en que se refleja en el ejercicio del poder y de los derechos ciudadanos.
Los datos son contundentes.
En 2010, el 10% de la población con mayores recursos recibió el 37% del ingreso; mientras que el 40% más pobre, apenas obtuvo poco más del 13% del ingreso total. Dicha concentración es superior, inclusive, a la que se experimenta en África y Asia.
Y lo más grave, como todos sabemos, es que la desigualdad afecta a los grupos o comunidades en condiciones de vulnerabilidad, como las comunidades indígenas.