Mesa 2 :: ESTUDIOS ELECTORALES 2006. ANÁLISIS METODOLÓGICO

Moderador: Carlos Barros

Diez hallazgos sobre el proceso electoral
Manuel Rodríguez

Algunos métodos para medir la precisión de las encuestas electorales
Ulises Beltrán

Encuestas publicadas
Ana Cristina Covarrubias

Encuestas electorales
Roy Campos

Debate

 


Diez hallazgos sobre el proceso electoral
Manuel Rodríguez

EXTRACTO

Esta elección nos enseña que hay otras variables que explican el comportamiento electoral, que tienen que ver más con elementos de carácter probablemente cualitativo, que en una sociedad ya tan mediática hay que empezar a incorporar elementos de imagen de otra naturaleza, muy claros. En ese sentido tienen razón todos los que cuestionan si una campaña tiene o no un impacto específico..

Manuel Rodríguez

-Manuel Rodríguez: El objetivo de estas láminas es compartir con ustedes algunos de los hallazgos fundamentales del trabajo que hicimos a lo largo del proceso electoral y tratar de generar algunos aprendizajes puntuales respecto de lo que hemos estado haciendo.

Como saben la mayoría de los colegas, estas encuestas no fueron públicas, sino que se trabajaron sólo para un grupo de clientes específicos.

Sin embargo, toda la documentación está en poder del Instituto, ya que cumplimos, independientemente de todo, con la normatividad establecida.

Lo que nosotros identificamos como las variables clave -y tratando de ir avanzando en algunas de las reflexiones que hacía el doctor Berumen hace un momento-, es en ir sobre qué variables nosotros explicamos el comportamiento del proceso electoral, si bien hay muchas cuestiones metodológicas que discutir, mismas a las que me referiré al final.

Pensamos que estos son los ocho puntos clave sobre los cuales se explica todo el proceso: la evaluación positiva sobre los candidatos, la imagen de los candidatos al final de todo el proceso con una razón de voto. Es un dato de encuesta de salida.

Se trata de la evaluación de la percepción de debilidad del candidato; la percepción de lo que le conviene o no le conviene al país, en este caso que el PAN se quede, que el PRI regrese o que el PRD llegue.

La evaluación de la situación económica personal durante el sexenio, que resulta ser una de estas variables que resultó muy interesante ver cómo se comportaba antes y cómo evalúan su situación económica personal quienes sí fueron a votar, aquí traemos dos datos de los preelectorales y de la encuesta de salida.

Las preferencias de los votantes de Fox en el 2000; cómo evolucionó el foxismo alrededor de las campañas.

Un tema central de las sociodemográficas, que es básicamente el tema de la escolaridad y luego otras variables asociadas un poco con la modernidad del ciudadano, en términos de ocupación o en términos del tipo de empleo.

Y después explicarnos a final de cuentas que la intención del voto durante las encuestas preelectorales es consecuencia justo de todo lo anterior y se manifiesta el día de la elección.

Al final un comentario sobre el tema de las muestras, el tamaño de la muestra y el estar trabajando durante la campaña y publicar datos brutos versus datos modelados.

Sobre el primer punto, en nuestra serie hubo claramente tres momentos de la opinión positiva sobre Felipe Calderón y López Obrador.

Al principio, al arranque de la campaña en enero en donde la opinión positiva de López Obrador era de 71 por ciento, la de Calderón era el 66. Se da un par de acontecimientos que son fundamentales, porque nos hemos referido a los dos debates, pero no nos hemos referido al “chachalaca” y, yo creo que es necesario ser explícitos. Ana Cristina lo cuestionaba.

Alrededor de las campañas negativas. Las campañas negativas efectivamente existieron, una campaña negativa de López Obrador saliendo en miles y miles de spot diciendo ya cállate chachalaca, pero la diferencia está en que la voz es la de López Obrador y la imagen es la de López Obrador.

Es decir, se aprovecha una declaración de un adversario para sobre eso montar toda una campaña, porque campaña negativa contra López Obrador, si mal no recuerdo, la hubo como desde el 2002, todo el tiempo, pasando por desafueros y demás.

La que tuvo impacto fue justamente a partir del “chachalaca”. El debate vino a reforzar la percepción sobre el tema, no tanto que la ausencia del debate lo único que vino a reforzar es, de veras, algo puede haber aquí que no me gusta y por eso la evolución en la caída de la opinión favorable repunta un poco con el segundo debate, no lo suficiente. A final de cuentas, AMLO perdió 18 puntos de opinión positiva durante la campaña, es decir hasta llegar a las elecciones.

Esta es una de las variables con la que nosotros explicamos. Se fijan, la evolución de la opinión favorable de Calderón fue más estable, empezó con 66 y terminó con 55, tuvo un pico de 64 justo en el segundo debate. Este sería un primer elemento.

La opinión favorable de Roberto Madrazo se mantuvo estable durante toda la serie.

El segundo elemento que les comentaba era las razones por las cuales se vota asociada a la imagen. En nuestra encuesta de salida se votó, fundamentalmente, por razones de imagen, ya sea personal o como de gobernante, mucho más que por propuestas.

Y la continuidad en el caso de Calderón o el factor esperanza en el caso de López Obrador resultaron ser marginales; básicamente la imagen de los candidatos fue lo que más pesó, 44 por ciento en el total de los votantes, 39 en el caso de Felipe Calderón contra 29 de las propuestas y 13 de la esperanza; 45 en el caso de López Obrador, contra 24 de propuestas y, 18 de esperanza, y 35 en el caso de Madrazo en donde destaca, por ejemplo, que 13 por ciento de los votantes de Madrazo dicen que votaron por razones partidistas, que es mucho; mínimo en el caso de los otros dos candidatos.

Entonces el tema de la imagen, la opinión positiva que veíamos en la lámina anterior sí tiene un impacto y es una de las razones por las cuales se vota y es es una de las variables que vale la pena analizar, y los ejercicios y las propuestas que se hacían en su momento de revisar todo el manejo de spots, campañas y medios de manera muy puntual va a empezar a reforzar estos temas.

El cambio de percepción de la debilidad del candidato. La pregunta aquí es ¿cuál considera usted que es el candidato más débil? Siempre Madrazo fue percibido como el candidato más débil, pero al inicio de la campaña la diferencia entre López Obrador y Calderón como candidato más débil era prácticamente de 12 puntos; terminó siendo percibido más débil López Obrador que Calderón. Y también volvemos a ver que todo lo que hicieron y dijeron durante las campañas votó.

A López Obrador lo debilitó y a Felipe Calderón lo fortaleció. Esta es otra de las variables de seguimiento que utilizamos y que nos parece que nos siguen ayudando a explorar el caso.

Y el otro set es de lo que le conviene o no le conviene al país. La pregunta de ¿qué conviene más, que el PAN y su candidato repitan, que el PRI y su candidato regresen o que el PRD y su candidato lleguen?

La diferencia a favor de lo que más convenía era López Obrador, al inicio de la campaña empezó con ocho puntos y terminó a favor de Felipe Calderón, o sea, de que se quede el PAN y Felipe Calderón, 2.3 puntos.

Si se fijan, son los mismos momentos en los que se van moviendo estas variables en el tiempo y que están asociadas, en general, a los mismos acontecimientos, a los mismos hechos.

De lo que no conviene al país, aquí es interesante ver cómo, que no conviene que el PAN repita en la Presidencia, empezó en 24 y terminó en 25, se mantuvo más o menos estable durante todo el tiempo; sin embargo, la opinión de lo que no le conviene al país es que el PRD y López Obrador llegue, empezó apenas con 14 por ciento y terminó en 29 por ciento.

Es decir, prácticamente se duplicó la opinión de que lo que no le conviene al país es que llegue López Obrador y aquí a costa, incluso, del PRI; es decir, del PRI disminuyó significativamente la opinión de que no convenía que regresara y se asoció mucho al comportamiento en estas variables de López Obrador y Roberto Madrazo.

El otro factor, que es la percepción de la situación económica personal y que probablemente sea un tema que al final era el tema central, aparentemente, de todas las campañas; el tema del empleo, la crítica al modelo económico, la crítica a la política económica; sin embargo, como vamos a ver, no se concretó.

No obstante que seis de cada 10 pensaban que, en su opinión, mi situación económica personal era mejor o igual de buena que hace cinco años, incluso cuatro de cada 10 entre los votantes de López Obrador opinaban así y seis de cada 10 pensaban que era peor o igual de mala, por lo tanto, la crítica al modelo económico, la política económica, parecía tener sentido, a la hora de la votación, en la encuesta de salida, resulta que la valoración de la situación económica fue determinante, porque salieron a votar los que perciben que su situación económica personal es igual de buena o mejor que hace cinco años; los otros, no salieron a votar. Este es un dato de la encuesta de salida.

Sesenta y siete por ciento en total; 83 por ciento en los votantes de Felipe Calderón, 58 por ciento de los votantes de López Obrador incluso opinaron así, y 58 por ciento también de los votantes de Roberto Madrazo.

Es decir, todo lo que en los preelectorales nos decía que había un componente muy fuerte de insatisfacción con la situación económica y que incidía en la preferencia del voto en las preelectorales, el día de la elección, al menos esos electores, o les fue muy bien en las últimas semanas o resulta que no salieron a votar de la misma manera el día de la elección.

Al inicio de la campaña, uno de cada tres electores de Fox en el 2000 veían a López Obrador como su opción; al final, un número importante se regresó con Calderón.

Empezó una diferencia de votantes de Fox en el 2000, que se quedaron con Calderón, en lugar de con López Obrador, de casi 20 puntos; al final, terminó en 34 puntos, pero sí pudo recuperar Calderón votantes de Fox en el 2000, que están asociados, otra vez, al conjunto de variables anteriores que estábamos comentando.

Finalmente, -éste es dato de la encuesta de salida-, en Felipe Calderón incidió más la escolaridad. Estas son diferencias significativas; hay una tabla más amplia de perfil, que quería el doctor Berumen y que, con mucho gusto, se la proporcionamos, respecto al peso que tiene la variable en el perfil del votante de cada uno de ellos, respecto al total de votantes.

¿Qué fue estadísticamente significativo entre los votantes de Calderón? Más votación escolaridad universitaria y menos escolaridad primaria. En el caso de López Obrador, votaron más hombres, pero votaron menos mujeres y menos escolaridad universitaria.

Y en el caso de Madrazo, que queda más o menos con un perfil que podríamos pensar convencional, tuvo más votantes en tercera edad, más escolaridad primaria y sin escolaridad; más estrato rural, más amas de casa, menos escolaridad media y superior; menos jóvenes, menos estrato urbano, menos estudiantes, trabajadores y empleados; es decir, es el sector menos orientado hacia la modernidad.

Dos de cada 10 votantes de Felipe Calderón y López Obrador decidieron su voto en los últimos siete días; es decir, la semana previa al día de la elección. Cuatro de cada 10 lo habían decidido desde el inicio, y un poco más entre los votantes de López Obrador, y el voto de Roberto Madrazo, que fue su voto duro o lo que queda de eso, porque 41 por ciento dice que siempre vota por el mismo partido.

Entonces, aquí sí hay un peso importante que coincide con el dato que comentaba el compañero de El Universal hace un momento, más o menos un 20 por ciento que deciden la última semana.

Entonces sí acaban contando los últimos acontecimientos y los últimos elementos que sucedan durante una campaña hacia el final, y esto también pone en evidencia que esta volatilidad que pudimos ver en algunas series está reflejada en este 20 por ciento en el total de los votantes.

Ahora veamos la serie. Esta es la serie de intención de voto que nosotros hicimos, es la preferencia electoral bruta.

Hay tres momentos clave. En noviembre hicimos la primera observación, en donde es evidente que Felipe Calderón traía un pulso importante de la elección interna y la tregua sí le afectó, sí contó; es decir, no pudo consolidar o aprovechar ese impulso de la elección interna, lo frenó, porque en esta interpretación nuestra, arrancaron muy parejos estaban en noviembre, cuando ya existían reales tres candidatos, no todas las especulaciones previas, sino cuando ya había tres candidatos en serio.

El segundo momento es que la ventaja de inicio, de arranque de la campaña a partir de enero, la perdió entre marzo y abril, “chachalaca” y primer debate tuvieron esa consecuencia, y perdió López Obrador esa ventaja a favor de Calderón, incluso, y aquí es un tema, no hemos quedado muy claro este comportamiento del PRI. Este es un motivo de mucha mayor reflexión, que comentaré en un momento más.

Y el segundo debate también fue un momento clave, porque evitó que Calderón consolidara la diferencia que traía. O sea, ahí ya estábamos hablando de una diferencia, antes del segundo debate, de prácticamente seis puntos, y entonces esa diferencia no la pudo consolidar el segundo debate, y ahí se manifiesta la diferencia con la que llegamos al final, de .8 por ciento.

Y aquí quiero retomar dos cosas. ¿Se fijan ustedes que el tamaño de nuestras muestras era relativamente grande? 3250 porque las hacíamos por circunscripción.  Esto en el 2000 lo aprendimos. Después de la medición de marzo, en abril decidimos subir las muestras de 1500 a 2500 y pudimos entonces ya identificar mejor la diferencia entre Fox y Labastida, y de hecho ya pudimos, a partir de mayo, saber que efectivamente Fox iba adelante.

Y en este caso, pues sí, no son pronósticos, pero al menos a mí mis clientes sí me preguntaban quién va a ganar. Como para eso me pagaban, les tuve que decir va a ganar Calderón, raspadito, pero va a ganar Calderón, con este dato.

Y también pensamos que en nuestro caso, y sin que no sean útiles, pero sí también creo que hay momentos para usar modelos de votantes probables y momentos para no usarlos. En nuestra opinión, por el tipo de cultura política, el tipo de variables que están incidiendo en el comportamiento, las variables que normalmente se utilizan en los modelos de votantes probables, pensamos que valdría la pena discutirlas y a la mejor empezar a jugar con otro tipo de modelos, en donde metamos otro tipo de variables, como por ejemplo, opinión favorable, opinión positiva; otras variables que puedan ayudar a explicar mejor, porque al menos en la consistencia que vimos en este ejercicio, durante esta elección, nos da pistas de por dónde jugar.

Y creemos que sí es muy importante publicar el dato bruto, sin ningún tipo de estimación ni nada. Sé que este es un asunto controvertido, a veces se impone la necesidad de darle un sello específico, o de ser consistentes con una manera de ver la realidad política del país. Esto puede o no ser válido. Pero la publicación del dato bruto nos parece que es importante siempre tenerlo accesible todo el tiempo, en la mayoría de los casos se tiene, en otros no se tuvo, para poder estar viendo cómo evolucionaba.

La conclusión que nosotros sacamos y que ponemos sobre la mesa es: esta elección nos enseña que hay otras variables que explican el comportamiento electoral, que tienen que ver más con elementos de carácter probablemente cualitativo, que en una sociedad ya tan mediática hay que empezar a incorporar elementos de imagen de otra naturaleza, muy claros; en ese sentido tienen razón todos los que cuestionan si una campaña tiene o no tiene un impacto específico.

Y habría que analizar lo que da origen o no a esas campañas. En el caso concreto de algunas de las preguntas, no intervine hace un momento para esperar mi turno. Por supuesto que fluyeron las campañas en todo esto, nada más que la campaña negra, negativa, gris o como quisieran ustedes del PAN en contra de López Obrador, no hubiera tenido un marco de recepción del mensaje -y no hubiera sido creíble-, si no hubiera un personaje que le daba credibilidad.

Y aquí el mismo personaje que le dio credibilidad a la campaña fue el propio candidato. Entonces yo creo que esa es una enseñanza interesante en términos de comunicación para futuros procesos y que valdría la pena estudiarlo mucho más a detalle. Esto es lo que traíamos, por lo pronto, para compartir con ustedes y esperamos un poco de intercambio más adelante.

 


Algunos métodos para medir la precisión de las encuestas electorales
Ulises Beltrán

EXTRACTO

Seis casas encuestadoras presentaron a Felipe Calderón en primer lugar, ocho presentaron a López Obrador en primer lugar y una presentó la misma proporción para los dos. Creo que podemos decir que no proyectamos, en conjunto, una imagen equivocada de lo que iba a ser la elección, porque eran, efectivamente, cifras muy cercanas. Creo que sí, a fin de cuentas, una vez más siendo […] una temporada para las encuestas notablemente mejor que las anteriores, la imagen proyectada en última instancia da al lector y al elector una imagen de confusión, de desacuerdo, incluso, debo decir, en casos hasta de conflicto.

Ulises Beltrán

-Ulises Beltrán: Muchas gracias.

El ejercicio que hicimos en esta temporada fue un ejercicio fundamentalmente para un medio de comunicación, pero lo pudimos lograr a partir de sindicar un producto mensual entre varios clientes; el medio de comunicación no lo financió y éste es un tema que quiero señalar, lo financió un grupo amplio de clientes, pero el contrato que firmamos tanto con los clientes sindicados, como con el medio de comunicación, implicaba absoluta independencia editorial por parte nuestra, es decir, que nosotros publicábamos la cifra que nosotros decidiéramos en los términos que la obtuviéramos.

También quiero señalar que en BGC la decisión editorial no corresponde a una persona, la tomamos en conjunto, básicamente quienes están por ahí, Leticia Juárez, Olivia Pérez y Alejandro Cruz. Obviamente la parte técnica proponía una cifra y a partir de la cifra propuesta la comentábamos y decidíamos cómo se publicaba.

Quisiera insistir mucho en la parte contractual con el medio que no lo pagaba, ésa es la verdad, creo que pagó 20 mil pesos por todo el estudio, pero el poder indicar la parte contractual de independencia y autonomía editorial completa me parece algo muy importante y que le recomiendo a todos los compañeros que participamos en estas cosas, si van a publicar en medios.

Considero nuestro ejercicio como una encuesta de medios. En ese sentido nos dio mucho gusto, nos divertimos muchísimo y creo que pudimos hacer las cosas razonablemente bien a Dios gracias o gracias al santo señor del teorema, el límite central, que en esta ocasión nos fue favorable.

Bueno, voy a referirme a dos cosas básicamente, tiene dos partes mi ponencia.

La primera es que creo que tenemos que reflexionar sobre el hecho de cómo nos fue, cómo lo  hicimos y en un sentido no crítico ni nada, sino simplemente tratar de evaluar la imagen que proyectamos como gremio y lo que pudimos o no servir al elector en el momento crucial de definición.

Seis casas encuestadoras presentaban a Felipe Calderón en primer lugar. Ocho casas encuestadoras presentaban a López Obrador en primer lugar y una casa encuestadora, nosotros, presentó la misma proporción para los dos.

Creo que podemos todos decir entonces que no proyectamos en conjunto una imagen equivocada de lo que iba a ser la elección, porque además las cifras que daban a los ganadores, las cifras que presentaban los propios encuestadores que publicaron cifras eran efectivamente también muy cercanas.

Pero creo que sí, a fin de cuentas, una vez más siendo -como voy a tratar de demostrar más adelante-, una temporada para las encuestas notablemente mejor que las anteriores, la imagen proyectada en última instancia da al lector y al elector una imagen de confusión, de desacuerdo, incluso debo decir, en casos hasta de conflicto.

Y las teorías de la conspiración, que son las preferidas en toda la ciencia política mundial y más académica, proliferan. Y resulta que a los de arriba les pagaba Calderón, a los de abajo López Obrador y al otro pues quién sabe, no consiguió venderlo yo creo.

Aquí me voy a sumar al comentario que hizo Edmundo y el compañero del PRD. No tengo otra manera de hacer esto, creo que ver de una sola manera el resultado de las encuestas es injusto de una manera u otra con todos.

Entonces yo propongo tres métodos, y me da mucho gusto poder hacerlo aquí, tomando el artículo Warren Mitofsky de 2004, sobre cómo hacerle. Seguramente cada uno de ustedes tiene uno mejor o a cada uno se le ocurre de otra manera, pero lo que hicimos, la tarea que hicimos fue estimar tres errores: primero, la diferencia absoluta con el ganador, que me parece muy importante, yo creo que es la básica; ésa es la que tienes, insisto, en el concepto absoluto; es decir, por cuántos puntos porcentuales te falló el pronóstico con respecto al ganador.

En segundo, el promedio del error en los tres primeros lugares; el problema de éste es que se hace grandote, y para definir a los tres primeros lugares propongo, pónganlo donde quieran: mayores de 15 por ciento.

Y el tercero, es uno que me parece muy útil: el error en la diferencia entre el primero y segundo lugar; es decir, por cuántos puntos porcentuales la diferencia entre primero y segundo de cada casa es distinta de la diferencia que ocurrió en la realidad.

Los más comunes, por cierto, han sido M-1 y M-3, pero ahí está el artículo, que es una maravilla; es una cosa muy sencilla, hay otro de Tau Hu, pero no sé cómo se llama, pero bueno, esto fue una revisión y, obviamente, a mí me cae mejor Warren Mitofsky que cualquier otro, entonces por eso es que lo hice.

Así nos fue. El error, como pueden ver, aquí aparecen M-1, M-2 y M-3; éste es el error de cada una de las casas encuestadoras y éste es el promedio de lugares y así andamos. Entonces, si tomamos cualquiera que prefieran ustedes, escojan el que quieran, estamos con un promedio de error entre el 1.9 y 2.8.

Voy a tomar a M-2 simplemente para poder compararlos y en el siguiente cuadro no puse a las diferentes casas encuestadoras por razones metodológicas, las que están dadas en la primera afirmación de la siguiente lámina.

Probablemente todas, menos una, estaban dentro del margen de error o como le quieran llamar a esa medida, que quiere decir que no podíamos definir con certidumbre estadística la hipótesis de que la diferencia entre los dos estimados era diferente de cero.

Y aquí quiero hacerle una pregunta a toda la comunidad y creo que le debemos a Edmundo y al compañero del PRD, probablemente más al compañero del PRD, porque es afectado en sus intereses: ¿Por qué al difundir encuestas previas se publican estimaciones puntuales (cifras), aun cuando no se puede rechazar la hipótesis de que la diferencia entre las estimaciones es cero, mientras que en exit polls y conteos rápidos siempre lo hacemos y todos nos cuidamos mucho de no publicar cifras?

Yo también publiqué cifras, por cierto, y con mucho gusto, daré respuesta a porqué esas cifras, cuáles fueron y cómo llegamos a esa conclusión.

Creo que ésta es una pregunta muy relevante que me lleva a una propuesta para el Instituto Federal Electoral.

Me opongo radicalmente y estoy dispuesto a ampararme si el IFE empieza a hacer regulaciones de cualquier tipo. Creo que el gremio es un gremio profesional que debe autorregularse.  Reconozco también que, más allá de eso, el IFE ha usado muy prudentemente su capacidad de convocatoria, su prestigio, y nos lo ha hecho valer, en más de una ocasión, adecuadamente.

Ya que va a haber una mesa de regulación, yo les recomendaría una simple frase del Consejo Electoral del IFE en una temporada electoral. A lo mejor todos mis compañeros están en contra y se las objetan; creo que vale la pena discutirlo, recomendar a las casas que no publiquen estimaciones puntuales cuando no se pueda rechazar la hipótesis de que la diferencia entre las estimaciones es cero.

A diferencia de lo que proponía Edmundo, creo que no se trata de una cifra, de una X; se trata de un método. Todos, lo que hacemos es: llegamos a una estimación, hacemos prueba de hipótesis, vemos si son diferentes las estimaciones puntuales y tomamos la decisión que editorialmente queramos.

Creo que se sirve mejor al público, ésta es mi posición y mi propuesta, si en el caso de que no podamos rechazar la hipótesis, mejor digamos “no sé quién va a ganar”, que eso es lo que, creo yo, efectivamente sabemos. Esta es la primera parte de la encuesta.

Como pueden ver, éstas son las cifras que hay y dimos un avance de 2000 a 2006, sólo están las elecciones presidenciales obviamente, no puse ni 97 ni 2003 porque creo que lo que medimos es muy distinto y no se debe hacer eso.

Hicimos un avance entre el 2003, el error de promedio en M-2 fue de 3.3, en 2006 fue de 2.9. Alguien me preguntó qué tanto mejor fueron las encuestas esta vez. La respuesta es más o menos 0.4, en eso fuimos mejor.

Pero lo que más me interesa es que, con todo respeto, pero sí estamos, si se fijan todas las cifras de Estados Unidos son ya bastante antiguas y, si tomamos la última de los Estados Unidos 2004, presidencial pues sí todavía tenemos un problema y tenemos más o menos el doble de error y yo creo que eso es lo que nos debemos preguntar metodológicamente hablando: ¿por qué este error?

Sí quiero señalar otra cosa también en el caso de 2006, es un error bajo pero con una desviación estándar un poco grande. Es decir, si hubo errores más grandes que en el pasado por cierto, en algunos casos.

Entonces la pregunta que nos hemos hecho es por qué en México podemos, cuál es, cómo le hago yo, cómo sugiero que le hagamos, o cada quien que le haga como quiera, pero es una pregunta relevante y asumo, por el tamaño tan relativamente pequeño del error, que hay problemas metodológicos fundamentales de muestreo, de diseño de la muestra, de estratificación de nuestras muestras que, por cierto hasta donde yo entiendo somos tremendamente homogéneos en la manera como hacemos tanto muestras como operativos de campo, dónde buscar lo que más nos preocupa y nos asalta de otra manera.

Entonces lo que hicimos en la oficina es que tomamos las tres encuestas finales, incluyendo una que se publicó, bueno, que difundí el viernes entre mis clientes, pero que no fue pública, por eso no la introduje en este análisis.

Juntamos las tres y calculamos; son un chorro de datos porque son 100 cada una, esto lo hizo Olivia por eso me siento seguro aquí, calculamos la diferencia entre la preferencia y el voto en la sección I para el partido J. ¿Me explico?

Está lo que obtuvimos en cada una de las secciones electorales por encuesta y lo comparamos y sacamos la diferencia de esa manera con respecto al resultado real en las elecciones. Es decir, obviamente este error en cada una de las secciones puede ser muy grande, pero en el agregado no, porque si no este error se distribuye normalmente, obviamente con respecto a todas.

Y lo que  hicimos, entre más cerca esté este índice, más alineado esté el resultado de las encuestas con el resultado de la elección; valores arriba de uno indican sobreestimación. Esto lo hicimos y lo estamos intentando ahora para explorar los efectos de contexto, los efectos que no tienen que ver con el diseño de la muestra, los efectos que pueden ser atribuidos, y eso es lo que más recomiendo, pero es muy difícil conseguir la información, lo hicimos y estamos buscando la manera de hacerlo mejor con respecto a la característica del campo.

Ustedes saben que a la mejor encuestadores jóvenes, a la mejor encuestadores viejos, el clima; a la mejor si llovió terriblemente en una región, entonces esas secciones fueron mal hechas, etcétera.

Este es el general cuando está alineado perfectamente el índice. Lo que encontramos es que subestimamos ligeramente al PAN y sobreestimamos ligeramente a nivel global al PRI y, en cambio, como todos sabemos, efectivamente el PRD siempre estuvo bien estimado, el resultado mismo lo mostró.

Pero luego empezamos a buscar. Hicimos tres áreas, 10 segmentos, tres áreas, tres dominios de estudio: el de gobiernos, con una muestra en secciones en estados gobernados por el PAN, gobernador, y también exploramos la posibilidad porque nos interesaba mucho saber cuál es el partido de referencia, como partido en el poder.

Habíamos observado empíricamente que quien gobierna influye. Finalmente, es una probable fuente de error y tómenla como quieran. Prefiero tomarla desde el punto de vista de que el elector tiene ahí un rollo con el partido en el gobierno o, si quieren, tómenla como que el gobernador “le va a meter”, pero bueno, entonces tratamos de ver si sí o si no.

Lo que encontramos es que cuando se tocan; ésta es la desviación estándar, ¿verdad, Oli?, de la estimación para cada uno de ellos, pero todos tienen una desviación. Entonces, honestamente hablando, es que toca el uno, y si soy congruente con lo que dije al principio, pues si toca, la verdad es que aquí no hay subestimación del PAN, aunque la mayor parte de la estimación está fuera, con respecto a.

Y, obviamente, la de gobierno municipal sí, pero quiero advertir, de entrada, que hemos llegado a la conclusión de que esto se trata de una estimación espuria que no tiene ni teoría, ni manera de explicarlo claramente.

Por lo demás, todos estuvieron alineados. Sin embargo, cuando vemos, igual ocurre, no se observa sesgo alguno en la estimación en el área de estudio que tiene que ver con estados gobernados por el PRD o municipios gobernados por el PRD.

Sí encontramos un sesgo interesante y esto aparentemente explica el sesgo nacional que mostré al principio, es cómo los estados gobernados por el PRI se comportaron de manera diferente en el norte, en el centro y en el sur del país.

Entonces, hicimos la distinción y aquí es donde observamos la subestimación al PAN y el sesgo favorable al PRI en la otra estimación.

Y también esto que insisto, desechamos porque no hallamos manera de explicarlo bien, el asunto en los municipios, las secciones y municipios gobernados por presidentes municipales del PRD, aparentemente hay un sesgo en contra.

Y también un poco que los gobernadores perredistas no ayudaron gran cosa, pero este sesgo del PRI me parece muy interesante; interprétenlo como quieran; es un asunto o de respuesta esperada del encuestado o, si quieren, pues ahí le metieron votos. Se ve que no les alcanzaron, pero bueno.

Los gobernadores del PRI Sur, sólo se da la subestimación del PAN, y yo creo que esto es muy interesante y merece ser analizado con cuidado es, además de ser gobernados por el PRI, creo que si lo vemos como conjunto, es un área donde tiene grandes ausencias el PAN, como partido político, entonces a la mejor más que quién esté gobernando tenemos un problema de sub-representación del partido o lo que quieran. Todo esto da para mucha teoría.

Creo que acabé. Lo hicimos así; estudiamos el sesgo, pero también teníamos la oportunidad de modelarlo y tratar de ver si se sostenían estas cosas en un modelo de regresión lineal simple, OLS, en el cual está el sesgo, como función de estas variables; gobierno del estado, gobierno municipal, tipo de sección, urbana, rural.

Tenemos un problema de estimación en las rurales, mayor que en las urbanas, pero el nivel de participación; entre mayor participación o menor participación; es difícil estimar cuando participan menos. A la mejor en las muy competidas el pobre elector anda con poca definición.

Y, luego, la única que metimos de diseño muestral, el estrato de competencia. Nosotros, al hacer nuestras muestras, utilizamos el voto anterior para definir los estratos, y creo que todos hacemos lo mismo, del estrato y competencia electoral anterior.

Quiero nomás señalar, esto que está aquí abajo quiere decir que, obviamente, este sesgo no tiene una distribución normal y lo normalizamos de esta manera; hicimos una transformación utilizando el arco tangente, o no sé qué hicimos, pero utilizamos esto, de manera que el sesgo no lo hice yo, lo hizo Livia; el sesgo tiene una distribución normal, simétrica y de cero a infinito o no lo sé.

No voy a dar todo; aquí salió muchísimo de este modelo lineal y en cuanto al partido en el gobierno, la verdad todo salió como lo que ya señalé, perfectamente consistente y muy bien.

En cuanto al tipo de sección urbana rural, el modelo señala una subestimación sistemática del PAN en secciones urbanas.

En cuanto a participación en la sección, sí encontramos, y esto me parece un hallazgo bien importante; a mayor participación, mayor subestimación del PAN; es decir, esto explicaría, bueno, no sé si explicaría, pero aquí está la dificultad de haber estimado correctamente al PAN, probablemente.

Competitividad en la sección: se observó una ligera sobreestimación del PRD en las secciones más competidas; o sea, a mayor competencia, aparentemente tenemos una tendencia, y en cuanto al tipo o diseño de muestra, lo cual es la mejor noticia que encontramos, el diseño de muestra no introduce en la estimación final sesgo alguno con respecto a la varianza en la estimación del sesgo.

Al que más ganas le tengo, francamente, estamos tratando de ver la manera de hacer una estimación similar, tratando de introducir variables contextuales, no muestrales, como ustedes quieran, que se refieran a las características del trabajo de campo, porque yo creo que ahí está nuestro gran reto.

Creo que podemos estar muy contentos, porque como industria nos fue mejor, salvo por la pregunta que hice, que espero, no sé si al final de esta mesa, mañana, pasado, o nunca, respondamos y veamos si es una pregunta seria y fundada, o una simple locura de BGC, porque no es mía, es de Olivia.

Gracias.

 


Encuestas publicadas
Ana Cristina Covarrubias

EXTRACTO

¿Cuál es la diferencia entre las encuestas de salida de 2003 y 2006? Que los datos no se ven igual. Dado lo cerrado de la contienda, no necesariamente se reportó ganador, y cuando se hizo, no se reportaron los mismos ganadores. En general, el error medio de cada una de estas mediciones es menor que el de 2003, es decir, fueron más precisas que las mediciones de 2000 y 2003.

La única diferencia es la frustración ciudadana, que sucede cuando las encuestas o los instrumentos de medición no dan ganador, pues en términos estrictamente estadísticos, las mediciones de 2006 tienen menos error que las de las dos últimas elecciones federales.

Ana Cristina Covarrubias

-Ana Cristina Covarrubias: Buenas tardes. Primero que nada, quiero agradecer a los organizadores de este evento el habernos invitado a participar, y darnos la oportunidad de compartir con todos ustedes la experiencia por demás interesante y aleccionadora que tuvimos, al darle seguimiento al proceso electoral 2006 para la presidencia de la República.

Supongo que en este evento, al igual que en el primer encuentro Sumiya del año 2000, el objeto de análisis y discusión son las encuestas publicadas con oportunidad, y no los ejercicios muestrales que se dan a conocer fuera de tiempo, como es el caso que ya dije antes, de encuestas de salida y conteos rápidos, que se publican después de que ya han aparecido los datos del PREP.

Sólo las encuestas que se publican en su momento en los medios masivos de comunicación son materia de regulación y estudio para el IFE, y lo son porque trascienden a la ciudadanía, y en este sentido, pueden o no contribuir a darle certidumbre al proceso electoral.

Consistente con este principio, en esta presentación muestro los datos de las encuestas que hizo públicas Covarrubias y Asociados, y de las no publicadas, me limito a reseñar lo ocurrido. Aclaro, sin embargo, que pongo a disposición del IFE toda la información relativa a lo no publicado.

A partir de que se inicia formalmente el proceso electoral, Covarrubias y Asociados llevó a cabo diez encuestas preelectorales, cuando se inicia estoy hablando del mes de enero de 2006. De enero a junio hicimos diez encuestas preelectorales, de las cuales Covarrubias publicó sólo las correspondientes a los meses de enero, febrero y marzo, pero todas se llevaron a cabo siguiendo los principios metodológicos que se enuncian en esa lámina. O sea, es una metodología que podríamos llamar clásica.

El marco de muestreo basado en la lista nominal del IFE. Muestreo probabilístico estratificado por tipo de sección, con probabilidad proporcional al total de población en secciones; los parámetros de campo, diez entrevistas por sección, dos por manzana; cinco entrevistas por manzana; una entrevista por vivienda; control de cuotas por género, entrevista cara a cara.

El instrumento estructurado, pregunta de intención de voto. Ahí respondo a la inquietud que mencionaba Edmundo Berumen. Nosotros en las preelectorales no utilizamos urna y boleta. Eso lo hacemos hasta el momento de la encuesta de salida. En las preelectorales es una tarjeta en la que aparecen todos los logos de los partidos a color, y con los nombres de los candidatos.

Y sobre el modelo de probables votantes voy a hablar más en detalle en un momento; y en cuanto a estimadores, sí se usaron factores de expansión.

Creo que no vale la pena hacer mayor comentario más que este asunto de los probables votantes. En relación con él, como lo he venido señalando desde el 2000, es una de las fuentes más importantes de discrepancia de resultados en encuestas preelectorales.

El reto de crear un modelo de definición de ciudadanos que tienen alta probabilidad de acudir a las urnas el día de la jornada electoral lo hemos asumido todos los investigadores, y cada quien tiene su propia creación, que la mayoría de las veces no transparenta, y de conformidad con ella calcula sus estimaciones.

Nosotros no somos la excepción. Generamos nuestro modelo. A partir de un estudio sobre participación y abstencionismo que llevamos a cabo en el 94 para el Instituto Federal Electoral, nuestro modelo contempla la inclusión de tres variables que se registran en la propia encuesta, que son el nivel de información sobre el proceso, el nivel de interés sobre el mismo y el nivel de seguridad de acudir a las urnas, más la información del comportamiento histórico de la población en anteriores elecciones.

¿Y qué experiencia tuvimos con nuestro modelo? Para dar la respuesta permítanme hacer mía la conocida frase de un ex Presidente de México: “Ni nos benefició ni nos perjudicó, sino todo lo contrario”.

Y es que el contraste de resultados de población abierta con los resultados de probables votantes que hicimos mes con mes, nos arrojó resultados erráticos. Los resultados de ambos tipos de mediciones a veces coincidían, a veces no y cuando había diferencias a veces eran a favor de un partido y a veces a favor de otro.

Así que la mejor recomendación que puedo hacer para futuras publicaciones de encuestas es la de dar a conocer los datos crudos de la encuesta incluyendo la no respuesta o, si se prefiere, los datos ajustados excluyendo la no respuesta, pero sí precisándola en una nota aparte.

El modelo de estimación de probables votantes muy bien se le puede seguir reservando a los investigadores, pero pidiendo encarecidamente que no publiquen resultados con base en él.

Las encuestas que publicamos en el primer trimestre del año dan cuenta de lo siguiente: que al inicio formal de la contienda Andrés Manuel López Obrador era el líder indiscutible, con una ventaja sobre el segundo lugar; Felipe Calderón, de 14 puntos en enero y de 11 puntos en febrero y marzo.

Para nosotros siempre fue claro que se trataba de una contienda entre dos, porque consistentemente encontramos a Roberto Madrazo Pintado en la tercera posición, a una distancia de cuando menos 12 puntos del puntero y de cinco a siete puntos con respecto al segundo lugar.

Acerca de las siete encuestas no publicadas, les comento las principales tendencias que registramos. La primera cuestión es que el orden de intención de voto no cambió; siempre se mantuvo Andrés Manuel López Obrador a la cabeza. Sin embargo, esto es importante de acotar, la ventaja de 11 puntos se fue reduciendo y por ello ustedes se habrán dado cuenta de porqué decidimos no publicar, para tener un respeto al rigor metodológico, por un lado y, por el otro, tener un respeto al cliente que nos estaba dando su confianza.

¿Pero qué ocurrió entonces? Lo que tenemos de datos es que sí fue bajando la ventaja hasta llegar a un punto porcentual en la semana previa a la elección.

El tercer lugar se mantuvo constante a una distancia de entre 14 puntos porcentuales con respecto al puntero.

Nos fuimos entonces al día de la elección con el pronóstico de una contienda muy cerrada y por ello ratificamos a nuestro cliente la necesidad de contar con una muestra robusta para la realización de los ejercicios muestrales del día de la elección.

Acerca de la metodología de la encuesta de salida, tenemos en la lámina los datos, también es una metodología clásica. Diseño muestral estratificado por distrito electoral, tomando todos los distritos electorales, con selección PPT de secciones al interior de cada distrito, por tipo de sección.

Muestra final de la muestra, 889 secciones con un total de 38 mil 618 entrevistas. Tuvimos una no respuesta de 12.7 por ciento; las entrevistas completas por punto de muestreo fueron 39 entrevistas en promedio y, para los estimadores, se usaron factores de expansión.

Esta lámina nos ilustra lo que ocurrió con la encuesta de salida. Para esto también quiero hablarles un poco más de la encuesta de salida. Trabajamos con la muestra robusta ya lo dijimos, ahí estábamos con electores reales, que es el único momento que tenemos los encuestadores para estar con electores reales y no con la elucubración del probable votante.

La encuesta constó de 19 reactivos, de los cuales nueve tenían por objeto llegar a establecer el perfil del votante. Al respecto, cabe precisar que el nivel socioeconómico del votante por primera vez en esta ocasión, que resultaba una variable de suma importancia, se midió por medio de la regla AMAI seis por cuatro.

Otros nueve reactivos se dedicaron al estudio de las razones del voto y la pregunta sobre el voto se exploró usando, allí sí, urna y boleta.

Covarrubias y Asociados publicó a las 8:10 de la noche, del día de la elección, los resultados de la encuesta de salida que se muestran allí.

Y los resultados que nosotros publicamos fueron que con 883 sesiones y 37 mil 665 encuestas, las tendencias favorecían a Andrés Manuel López Obrador, con una diferencia de 2.4 puntos porcentuales a su favor y sin traslape de los intervalos de confianza correspondientes a los estimadores del primero y segundo lugar.

Como se puede observar allí, en todos los cortes de información realizados desde las 11 de mañana hasta las nueve de la noche, las tendencias se mantuvieron constantes, teniendo siempre a López Obrador a la cabeza.

Ese mismo fenómeno lo habíamos tenido en el 2000, en la elección del Presidente Fox, en donde exactamente ocurrió que todo el tiempo se mantuvo el liderazgo del Presidente Fox sobre Francisco Labastida.

Hubo momentos en que internamente se elucubraba que “espérense tantito, porque va a salir la fuerza del PRI, la capacidad de movilización del PRI”, y eran las 12, la una, las dos, las tres, las cuatro y nunca salió la fuerza y la movilización. Y así como vemos esta tendencia, igualito se dio en el caso del 2000.

Ahora paso a explicar nuestro conteo rápido, el cual no publicamos.

La metodología en breve consistió en lo que dice allí: el diseño muestral es el mismo, en términos de que tenemos el mismo entrevistador apostado desde las nueve de la mañana en la casilla hasta el cierre de las mismas.

Finalmente, nuestro conteo rápido está basado en 869 secciones, con un total de 2 mil 174 casillas, y también evidentemente usamos factores de expansión.

De los resultados del conteo rápido tenemos que hubo altibajos. La tendencia, la serie de tendencia no fue como en la encuesta de salida, que fue una recta; aquí hubo altibajos en los distintos cortes.

Y esto se explica por la diferencia totalmente de por lo menos una explicación metodológica de que en la encuesta de salida los entrevistadores tienen una consigna de levantar tantas encuestas por hora y reportarlas.

Entonces, en el momento en que estamos haciendo el corte, en un determinado horario, nos está llegando una proporción similar de todas las entidades federativas.

En cambio, en el conteo rápido ya no depende del entrevistador el asunto de tener los resultados del acta, sino que allí el asunto es de en qué momento salen las actas. Y, por tanto, entonces vamos teniendo altibajos que sí tienen que ver con una mayor proporción de estados de un lado o de otra parte del país.

Pero lo que sí es importante destacar es que en ningún momento existieron diferencias significativas a favor de uno u otro candidato, y que hasta llegar al 90 por ciento de avance, corte que sucedió a las 12 de la noche, y en este sentido aclaro que esta vez no fue conteo rápido, fue conteo lento, las tendencias se estabilizaron y cerramos con un punto porcentual de más a favor de Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador, con obvio traslape de los intervalos de confianza, de los estimadores correspondientes a los dos candidatos.

En síntesis, y esto es lo vital, nuestra encuesta de salida le dio ventaja significativa a Andrés Manuel López Obrador y el conteo rápido no nos permitió establecer un ganador.

Las diferencias entre primero y segundo lugar de ambos ejercicios resultaron similares. Pero lo inédito para nosotros fue la inversión de posiciones de uno y otro ejercicio muestral.

En la encuesta de salida tenemos significativa ventaja de Andrés Manuel López Obrador y en el conteo rápido no tenemos significativa ventaja de nadie. O sea, lo que mencionaba Ulises.

Sin embargo, si vemos la gráfica, acabas teniendo un punto porcentual que no es significativo, pero hay una inversión del ganador entre uno y otro ejercicio muestral.

Esto, evidentemente, fue motivo de análisis interno. Y para ello entonces nos sometimos internamente a una serie de revisiones: revisión del algoritmo de cálculo mediante simulaciones; recaptura de todas las boletas utilizadas en la encuesta de salida; o sea, evidentemente, la encuesta de salida fue transmitida telefónicamente y hubo un phone center, que registraba todo lo que se le estaba transmitiendo.

Sin embargo, cuando recogimos de los encuestadores todas las boletas utilizadas, lo volvimos a capturar todo, para ver qué había salido ahí.

Se hizo también el análisis de las posibles subestimaciones y sobreestimaciones en la encuesta de salida, por entidad federativa, por otra de nuestras revisiones, y la contrastación de los resultados, casilla por casilla, de nuestro conteo rápido, con respecto a los resultados establecidos por el IFE.

Para concluir, sostenemos que ambos operativos, encuesta de salida y conteo rápido, fueron técnicamente correctos y que la gran duda que nos queda es cuál ejercicio reflejó mejor lo ocurrido en la contienda electoral; lo que dijo la gente o lo que se dijo formalmente.

No es cuestión de dudar, en lo más mínimo, del conteo del IFE; sería totalmente incoherente si dudara, siendo que a todos los que estamos aquí presentes nos salió prácticamente lo mismo. Creo que si queremos despejar la duda, tenemos que ir al análisis de otros factores, que no son propiamente técnicos y que rebasan los alcances de este encuentro.

Eso es todo. Muchas gracias.

 


Encuestas electorales
Roy Campos

EXTRACTO

No existe el mejor encuestador ni existe la mejor encuesta. Existen buenos encuestadores y malos encuestadores. Y eso depende del método, no de los resultados. Las elecciones nada tienen que ver con las encuestas preelectorales. Para hacer pronósticos puedo usar muchos elementos; uno de ellos es la encuesta. La encuesta no es la que hace los pronósticos. Si quiero evaluar la precisión de una encuesta, utilizo medidas de dispersión. Pero no puedo evaluar la precisión de una encuesta comparando con el resultado final; es medir peras con manzanas. No es correcto.

¿De qué otra manera debemos mostrar los analistas, que las encuestas no sirven para pronosticar? Después de las elecciones, nos piden que expliquemos por qué no coincidimos con un resultado con el que advertimos que no teníamos por qué coincidir. Más que los encuestadores, son los pronosticadores los que deben entregar cuentas y explicar por qué siguen tomando a las encuestas como oráculo, a pesar de tantas y tan reiteradas advertencias de no hacerlo.

Roy Campos

-Roy Campos: Gracias. Agradezco la invitación. Yo soy de los veteranos de estas reuniones, desde Oaxaca en 1994, Sumiya en 2000 y en 2006.

Hablar después de seis de mis colegas tiene ventajas y desventajas. La ventaja es no tener que presentar todo lo que ellos presentaron en los números; también tiene desventajas, hay que presentar cosas nuevas.

Iniciaría con las palabras hace seis años de José Woldenberg. Como autoridad electoral, nos recibió con estas palabras que eran motivadoras contra aquellos que creen que nos reclamó.

Para mí era bastante motivador que él hizo la lectura correcta de lo que dijeron las encuestas hace seis años. Era: Sabíamos que estábamos frente a una contienda reñida entre dos grandes fuerzas políticas. Sabíamos que su diferencia promediaba pocos puntos porcentuales; sabíamos que el tercer lugar se había rezagado, y sabíamos que uno de los partidos recién registrados peleaba en el umbral del dos por ciento. Esa es, también, una deuda que tenemos con las encuestas del 2000.

Leyó correctamente lo que las encuestas dijeron; no la encuesta, las encuestas. Las encuestas mandan señales y esas fueron las señales que en el 2000 mandaron las encuestas. Así nos recibió: “Tres años después del 2003, yo dije que”, bueno, siguiendo un poco el mismo esquema que había hecho José Woldenberg, dije: ¿Qué dijeron las encuestas del 2003 y en el 2003? ¿Qué nos dijeron?

Que no habría mayoría de nadie en el Congreso; el PRI y el PAN se disputarían el primer lugar, el PRD rondaría los 20 puntos. Que Querétaro lo podía retener el PAN, Colima el PRI; Nuevo León y San Luis Potosí podrían cambiar de partido, y digo podrían porque estamos hablando siempre en el campo de las probabilidades. Sonora muy competida y de Campeche no había datos.

Todo se cumplió; todo lo que las encuestas, en 2003, mandaron de señal, fue exactamente lo que pasó. Entonces, 2000 correcto; 2003 correcto, bueno, pero ahora estamos en Sumiya 2006 y ahora vengo a hablar de 2006, pero primero los antecedentes.

Este es mi conteo. Yo pude registrar 222 encuestas; 222 resultados. Claro que muchos de ellos correspondían a trackings; 91 correspondían a encuestas que diario tenían un dato, porque formaban parte del tracking.

Eran siete telefónicas de 222; 91 trackings nacionales, a final de cuentas 80, pero 222. Pero vean al final, 61; empezaban con 17 de enero, 61 en junio. De esto, por cierto, son 27 encuestadoras distintas las que registré.

Voy a hacer una pregunta, porque me da por hacer preguntas; no sé si sepan, me dedico a las encuestas. Quisiera que levantara las manos aquel que haya sido encuestado ¿quién de aquí fue encuestado durante la campaña electoral? Claro que había filtros, aparecieron tres.

Bueno, eso es para que luego no pregunten de que no le creen a las encuestas porque no conocen a nadie que haya sido encuestado. Aquí hay tres; pregúntenles si quieren a ellos, pero sí hay gente que fue encuestada; fueron 222 encuestas.

De esas 27 empresas, siete publicaron mensualmente desde enero a junio. O sea, son siete empresas, hay siete series completas, la nuestra, la de BIMSA, María de las Heras, ISA, Reforma, Parametría y El Universal.

Entonces, lo que hice simplemente, y es el único dato que voy a referir sobre esto, después voy a hacer otras cosas, es el promedio de estas siete, me permití promediar, la verdad, lo dije muchas veces en campaña y lo voy a repetir aquí varias veces.

No existe mejor encuestador ni existe la mejor encuesta. Existen buenos encuestadores y malos encuestadores. Y eso depende del método, no de los resultados; depende del método que utilizan.

Los seis que pongo junto conmigo son buenos encuestadores, así que me voy a permitir agruparme con ellos. Y agrupándome con ellos en los siete, ésta es la historia que contaron por mes los siete encuestadores. Los siete que publicaron series completas desde enero hasta junio, es decir, un momento en que López Obrador iba muy arriba; un momento que coincidió con momentos previos durante y posteriores al debate en donde López Obrador baja, Calderón lo supera. Un momento en que López Obrador reacciona, de manera que termina muy cerrado, y la elección termina muy cerrada.

En promedio, terminó dos puntos adelante López Obrador en estas siete series, y en estas siete estoy incluyendo a los que ya dije.

Pero vean nada más, para aquellos que dicen que nos fue mal. Aquí coincido con Ulises Beltrán en esta parte, no en todas, ahorita voy a decir en cuáles no coincido, pero en ésta coincido en que nos fue mucho mejor. Esta fue la del 2000. En el 2000 terminaron 2.7 adelante el PRI del PAN. Y el resultado final fue seis puntos adelante el PAN del PRI.

Hoy no nos fue tan mal, nos fue realmente bien. Las predicciones fueron mucho mejores que las del 2000. ¿Por qué cambiaron? ¿Por qué? Bueno perdón, ésta. Que para los que dicen que si las encuestas cambian. Sí hay cambios. Déjenme nada más por ejemplo darles este dato.

De la pauta total que los partidos metieron en segundos en la televisión, prácticamente seis de cada diez segundos los metieron en el último mes,¿por qué? Porque intentan cambiar al final. Y entonces por ejemplo, platicaba de la elección que acaba de pasar de Estados Unidos, se estima que se gastaron dos mil millones de dólares. En la anterior, en la de hace cuatro años, se habían gastado 996, hoy se duplicó, dos mil millones de dólares.

Y de estos dos mil millones, los partidos destinaron 300 para el día de la jornada electoral. O sea, ese día 300 millones. O sea, sí intentan cambiar hasta el final, para los que dicen que las encuestas ya pronostican. No, si los cambios se dan. Seis de cada diez segundos se pusieron en el último mes. Si en el último mes se distribuyeran la quincena igual, diríamos que los últimos quince días se pusieron tres de cada diez, fueron para cambiar preferencias.

Entonces ¿qué mensaje nos enviaron? Primero, las preferencias se mueven, no son estáticas. Y la historia que contaron es que López Obrador empezó arriba, Calderón, lo que dije ahora, alcanzó y superó. AMLO reaccionó y cerró la contienda, mientras Madrazo nunca levantó. Esa es la pregunta nada más, ¿quién cree que va a ganar?

Una labor didáctica. Imagínense que ésta es la preferencia electoral en un momento dado del tiempo. Cuando el punto está bajo de la línea de identidad, es que va ganando la carrera el eje de las equis, equis se llama el candidato. Y cuando está arriba de la línea, se llama ye, el candidato que va ganando. Esa es la preferencia electoral, y esa es la que intentamos estimar los encuestadores. Pero no la conocemos. Está ahí, pero está oculta.

Entonces imagínense que alrededor de esa preferencia hay una diana, y que las encuestas tratamos de darle a esa diana, pero no sabemos dónde está. Entonces imagínense, aparecen las primeras encuestas, y aparecen diez encuestas.

Cada uno de esos encuestadores cree que la verdadera preferencia está donde él midió. La verdad es que no sabe dónde está la preferencia. Y así está, y lo único que se ve cuando se analiza, es eso. Así se ve. Y cada uno de los encuestadores dice está seguro que van empatados; estos dicen no, está seguro que va ganando claramente equis; aquí dice, no, está más cerrado, va ganando equis, pero no por tanto, y eso es todo lo que ven. Y esas son las encuestas.

Y esto es probable que lo hagan no diez encuestadores, la misma encuestadora. O sea, una encuestadora puede hacer con el mismo método, diez encuestas en un momento, y salirle exactamente eso. No tienen por qué exigirle.

A mí se me dio el caso en noviembre, una encuesta donde estimaba al Verde con cinco y, en el mismo fin de semana, hice otra con 6.5. Pero raro hubiera sido que me hubiera salido cinco en las dos, claro que sale distinto.

Vuelvo con la Diana. Viene la campaña y la campaña, si no para qué les damos tanto dinero a los partidos, mueve las preferencias. Si no quitémoselas y ya nada más hagamos las primeras encuestas y ya hay ganador. No, la campaña mueve las preferencias.

Entonces imagínense, las preferencias se van moviendo y salen campañas y sale de repente Elena Poniatowska y le contesta y aparecen cosas ahí raras.

Entonces de repente viene un momento dado, un evento que se llama debate. Imagínense que algo pase en el debate, imagínense que a alguien se le ocurre no ir, imagínense.

Imagínense que tampoco explica por qué no fue ni por qué no iba a ir, etcétera. Entonces al día siguiente del debate las preferencias se mueven y aparecen en otro lado las preferencias, pero la campaña sigue, no se queda ahí.

De repente viene la última ronda de encuestas y en la última ronda de encuestas se hacen las encuestas y son éstas. El mercado está bastante bien, sin saber le dio a la Diana, sin saber porque la Diana no saben donde está.

Ahí en ese punto hay un encuestador que estuvo bien, pero en general todos estuvieron bien. Cuando se ve a detalle dicen, oye, sí estuvieron bien, pero éste, dice que gana ye.

Bueno, los últimos quince días se sigue moviendo porque se sigue moviendo, todavía tienen mucho dinero y mucha pauta, se sigue moviendo y entonces de repente termina ahí la elección.

Esto no hace a este encuestador el mejor encuestador ni hace a este encuestador mal encuestador, simplemente hacia ahí se movió la Diana.

Imagínense al revés, que se hubiera movido para acá, eso no hace a ese encuestador el mejor encuestador ni a éste lo hace malo, simplemente el mercado mandó un mensaje y así hay que leer el mensaje, no son pronósticos.

Esto fue algo didáctico sobre cómo interpretar las encuestas. Y cuando nos comparamos -así es el mensaje de las encuestas-, vemos que era una contienda cerrada.

Entre otras cosas coincido con lo que en la mañana creo que Carlos Ordóñez presentó, a mí el 12 por ciento me dice que tomó la decisión en la última semana; sí deciden al final.

Ejemplos de otros lados del mundo. El caso de, vean nada más, seis encuestadores, el tamaño de sus errores que tuvieron en medir las campañas electorales de gobernador, ninguno se escapa de tener errores grandes, 22 por ciento de error, 18 por ciento de error, 28 por ciento de error, y no se están cortando las venas, nadie se está cortando las venas.

¿Por qué? Porque entienden que no son pronósticos y porque destinaron 300 millones de dólares para que no fueran pronósticos las encuestas, precisamente para modificar resultados, como para ahora aquí decirnos que estamos cometiendo errores.

Realmente el mercado mexicano está bastante bien.

Rasmusen, por ejemplo, como méritos en su campaña pone las encuestas y cómo quedó y, entre otras cosas pone Minessotta donde dijo él 47, 45 demócratas y, quedó 47, 46 republicano y lo pone como un éxito no como un fracaso. Si es un éxito ¿por qué? Porque estimó bien, no estimó mal; porque comparado con otros errores éste fue un error bastante decente, estimó bien.

Brasil: en Brasil de 12 puntos quedó en siete la primera vuelta, en otras como Bahía de menos 10 pasó a más 10; en Goyás de menos seis a más siete; en Río Grande du Sol el que parecía primera vuelta no pasó la segunda vuelta, quedó en tercer lugar y, bueno, y por cierto vean las fechas del levantamiento. La elección fue el primero de octubre y se levantaron el día anterior, más pronóstico no podía ser. No, ni así son pronósticos, porque las elecciones no tienen nada que ver con las encuestas preelectorales.

Y puedo mencionar también la elección de Ecuador, totalmente, el que parecía primer lugar ni siquiera pasó a la segunda vuelta; el que estaba en tercer lugar fue el que ganó el día de ayer la elección en la segunda vuelta.

Respondiendo a alguno de los incentivos que hay en las reuniones previas: ¿Por qué poder en una encuesta preelectoral dar un ganador con un punto y no darlo en conteo rápido? Porque los objetivos para los quehaceres son distintos, en una encuesta preelectoral son para estimar las preferencias electorales, un ejercicio el día de la elección es para determinar quién ganó, son cosas distintas.

Una encuesta de salida de conteo rápido no se hace para estimar preferencias, se hace para determinar quién ganó en la elección, así tal cual. Una encuesta preelectoral es para estimar preferencias.

Si los objetivos son distintos, no son los mismos criterios que se deben utilizar para denunciarlos, adelantando la sesión de la tarde.

Entonces, la pregunta de Ulises es: ¿por qué no declarar? Simplemente porque los objetivos son distintos. O sea, en una encuesta preelectoral yo no estoy declarando ganador, estoy estimando preferencias; en un conteo rápido estoy estimando ganador.

Si yo tengo en un conteo rápido décimas de diferencia, pero no estoy seguro del ganador no me estoy jugando albures, estoy declarando ganador y no voy a declararlo si no estoy seguro. Esa es la respuesta a una pregunta.

La otra, bueno, lo mencionó Francisco: el resultado no tuvo que ver con la participación. La participación fue del 59, esto es estado por estado las participaciones; cuando están de este color ganó el PRD, en ese stand ganó López Obrador a Calderón, ya aquí le ganó Calderón, crecimiento con respecto a la elección anterior.

Realmente aquí, por ejemplo, hay estados perredistas, los dos más altos, también el más bajo, panistas están de los dos lados; los crecimientos que fueron los puntos oscuros se dan en los dos.

De hecho tengo un ejercicio en donde igual el 59 por ciento de participación en todos los estados, como si la participación hubiera sido pareja en todos los estados y el resultado es el mismo.

Me voy a nivel sección, como si en cada sección hubiera votado el mismo porcentaje, el 59 por ciento; entonces altero los números y tampoco se altera. Es decir, la participación no fue elemento, por eso el resultado.

Aprovechando para responder, de las presentaciones previas, me quedan dos minutos.

Primero, que a Manuel su cliente le pida pronóstico es válido. Es distinto que el cliente le diga:¿quién crees que va ganar? Yo creo que las Chivas van a ser campeón, pero no me echen la culpa si no es campeón; es decir, yo creo que va ser campeón.

El hacer personalmente cualquier pronóstico no quita nada; el que la encuesta lo haga sí quita; no es el método para hacer pronósticos.

Para hacer pronósticos puedo usar muchos elementos; uno de ellos es la encuesta. No es que la encuesta sea la que hace los pronósticos; que lo siga haciendo a mí también me lo piden, y eso no quita lo anterior.

Ulises de repente pone algunas láminas, como tres métodos para evaluar la precisión de una encuesta. Si quiero evaluar la precisión de una encuesta para eso hay medidas de dispersión. Pero cómo puedo evaluar la precisión de una encuesta comparando con el resultado final; son medir peras con manzanas, no es correcto.

E incluso en una lámina que le llama pronóstico, seis decían que Felipe. Oye, bueno, si estoy contado en ésas que me borre, yo nunca hice pronóstico. Yo creo que sólo debe de sumar aquéllas que dijeron que hacían pronóstico, pero no las que él crea que son pronósticos. Ninguna hizo pronóstico.

Y su propuesta de decirle al IFE que cuando un encuestador no pase la prueba de hipótesis no se publique, se la tomo si me dice con qué significancia y me dice con qué significando, porque todas se rechazan. ¿Por qué el 5 por ciento, por qué el 1, por qué el .5? Si me justifica por qué la significancia le tomo la propuesta, pero no veo al IFE diciendo: Y todos aquellos que no pasen por la significancia del 5... No tiene sentido.

En resumen, las preferencias electorales son como son. La otra es declarar ganador; como encuestador, no tomo esta propuesta de Ulises.

¿Y por qué los errores de nuestros estudios son más bajos? Entre otras cosas, porque pueden encuestar hasta el día previo a la elección. Sin duda eso tiene que ver.

El término del sesgo lo usa libre y me preocupa que diga que el diseño de muestra no introduce sesgo. Precisamente creo que está olvidando mucho en las encuestas que el diseño de muestra importa.

De repente sólo preguntan tamaño de muestra y no preguntan diseño de muestra y eso es muy importante para la estimación.

Bueno, ya como datos finales, pregunta: ¿Algún encuestador le quitó probabilidad de triunfo a Calderón? No. Ningún encuestador dijo: Calderón no tiene probabilidad de ganar.

¿El resultado final es incompatible con las encuestas? No, es bastante compatible el resultado final con las encuestas.

Si el resultado hubiera sido ligeramente diferente, porque no tiene que ser muy diferente, pero con otro ganador, las encuestas estuvieran mejor evaluadas. Si contestan que sí es que no entienden lo que traen las encuestas.

Las encuestas son igual y bien evaluadas, si hubiera sido .1, si un votante hubiera cambiado su decisión en cada casilla, un votante, tuviéramos un ganador por 30 mil votos distintos y las encuestas hubieran sido igual de bien evaluadas, como lo están siendo ahorita, porque es un votante en cada casilla.

¿Y qué hacemos con los que siguen pronosticando? ¿Qué podemos hacer con ellos ya? Traté de buscar un paredón en algún lugar de la República pero creo que es ilegal fusilarlos.

Entonces, ¿qué hacemos con los que siguen pronosticando?

Primero, en cada publicación de resultados hay un texto que dice, de mis resultados, “los datos aquí presentados reflejan el estado de las percepciones y estados de ánimo de la población bajo estudio solamente al momento de la aplicación de las entrevistas. Las preguntas de intención de voto o preferencias son sólo un indicador de la situación presente al momento de la encuesta. Nada garantiza que esa situación sea la que prevalezca el día de la jornada electoral y, por lo tanto, los resultados no tienen por qué replicarse”. ¿Lo quieren más claro?

O sea, al que está leyendo la encuesta ¿cómo le digo que no pronostique? ¿Le pongo un vibrador allí, para que cada vez que quiera pronosticar se acuerde que no debe de pronosticar?

Esto lo dije el último día para publicar las encuestas, en El Colegio de México. Dije: ¿De qué otra manera debemos mostrar los analistas, que las encuestas no sirven para pronosticar? Después de las elecciones, nos piden que expliquemos porqué no coincidimos con un resultado con el que les advertimos que no teníamos porqué coincidir.

O sea, bastante locos estamos. Primero estamos advirtiendo que no pronostican y luego expliquen porqué no pudieron pronosticar. ¿Pues no les dijimos que no era pronóstico?

Y justifican sus errores, los errores que los politólogos hacen pronosticando, diciendo que nuestros datos estaban mal. O sea, los politólogos dicen: López Obrador va a ganar. ¿Por qué? Porque las encuestas dicen. Pero las encuestas están diciendo que no sirven para eso y así lo justifican.

Esto es equivalente a que los encuestadores simplemente dijéramos: nos equivocamos, porque nos contestaron mal. O sea, le echamos la culpa a la fuente. Así, los politólogos, le están echando la culpa a la fuente.

Más que los encuestadores, son los pronosticadores los que deben entregar cuentas y explicar porqué siguen tomando a las encuestas como oráculo, a pesar de tantas y tan reiteradas advertencias de no hacerlo.

Entonces, como propuesta: si se trata de hacer propuestas al IFE, yo propongo que en los acuerdos o en la ley se exija que los encuestadores, al publicar, adviertan que no es pronóstico; lo que ahora no está en la ley. Que adviertan permanentemente que no es pronóstico.

Hay que advertirles más y más, y más, y más, que no tienen que pronosticar. Hay muchas pruebas, mensajes enviados este año; contienda cerrada entre dos con un tercero rezagado. Así pasó.

No se veían posibilidades de mayoría en el Congreso. Así pasó. Guanajuato y Morelos se veían para el PAN; el D.F. se veía para el PRD y Jalisco muy competido. Así pasó. Las encuestas estuvieron correctas en el 2006.

 


Debate

-Carlos Barros, moderador: Agradezco las palabras de mi colega Roy Campos y de todos los expositores.

Me he tomado la pequeña libertad de cambiar un poco el formato, y antes de darle el uso de la palabra al público para que nos hagan las preguntas que consideren pertinentes y de interés para esta mesa, me gustaría primero hacer una muy breve reflexión e inmediatamente cederles de nueva cuenta la palabra a los expositores, para que nos hagan una pequeña réplica.

Esta reflexión que yo hago muy liberalmente es en los siguientes términos: esta mesa es una mesa sobre metodología y la discusión metodológica no debe de ir a buscar explicaciones de porqué la realidad se equivocó al no ajustarse a las predicciones o a los pronósticos.

Por el contrario, debe de buscar fórmulas que nos permitan caracterizar numéricamente la realidad, cada vez con mayor pertinencia. Me sumo claramente al concepto que el actuario Roy Campos nos ha expresado aquí; es decir, debemos de hacer un enorme esfuerzo para que este elemento de conocimiento se convierta en un instrumento de información pertinente para el votante, no para el encuestador.

En esos términos, quisiera hacer una pregunta de carácter colectivo, que pudiese orientar esta posible réplica y es: en las pasadas elecciones tuvimos un resultado, de alguna manera, inédito; ciertamente muy novedoso. Ante este resultado ¿cuál es la experiencia, cuál es el conocimiento que obtenemos, como gremio, de esta elección?

¿Qué aprendimos, qué debemos de propiciar, qué debemos de empezar a superar para siguientes elecciones?

Le voy a ceder la palabra a los expositores, en el orden que ustedes lo deseen.

-Ulises Beltrán: No podría estar más de acuerdo con Roy Campos en que las encuestas son lo que son, un pronóstico al momento de la elección.

Mi único problema .y la única diferencia- es con respecto a la parte técnica específica, pues cada quien tiene su significancia y no estoy diciendo que se legisle. Es decir, al hacer tu trabajo  supongo que tienes una expectativa.

-Roy Campos: Entonces, todo se acepta.

-Ulises Beltrán: ¿Por qué?

-Roy Campos: Porque el 20 por ciento es significante…

-Ulises Beltrán: ¿Pero no hiciste una muestra con un nivel de significancia?

-Roy Campos: Es que puedes aceptar o rechazar la significancia que quieras.

-Ulises Beltrán: Por eso, escoge la que tú quieras.

-Roy Campos: No, entonces todo se publica.

-Ulises Beltrán: Si quieres, tú, yo no. Yo soy poco más exigente, porque la impresión que me da es que dice: yo publico resultados anteriores porque no importa.

En cambio los de la encuesta de salida y el conteo rápido sí importan ¿no? O sea, dices primero que son dos cosas distintas. Yo creo, Roy, que aquí me parece muy bien, estoy de acuerdo y hazle como tú quieras y no creo que como fenómeno social, la publicación de las encuestas, sobre todo las de medios, resuelvas el problema de la imagen que le das a la sociedad con tu clarísimo, brillante, perfecto párrafo que está ahí.

Primero, no lo lees cada vez que presentas resultados en la televisión, yo que recuerde no lo lees, tampoco tu entrevistador, que es el encore; les advierto que éstos no son pronósticos.

-Roy Campos: Yo sí lo digo siempre.

-Ulises Beltrán: Por eso, bueno, correcto. En una ocasión te dijo que si estaba bajo margen de error y dijiste que sí y eso, bueno, habrá que ver los números, yo lo dudo.

Yo creo que aquí el punto es, si ese disclaimer como gremio basta; si eso simplemente es decir oiga yo, la verdad no sé o si la sociedad está tomando estos resultados como lo que son, si son pronósticos o no, pero sí le dicen a mucha gente lo que puede ser el resultado.

Y mucha gente toma decisiones con base en ellas también. Hay un estudio muy interesante ahora de encuestas y bolsa, por ejemplo, que si desagregas y pones así toda esa inversión no tiene impacto, pero sí tiene, la inversión mexicana tuvo un impacto tremendo.

Mucha gente toma decisiones económicas, toma decisiones políticas probablemente, con base en la información que proyectamos, pero la verdad retiro mi propuesta al IFE, porque yo prefiero que no se regule, pero sí creo que el margen de error o de la diferencia de medias o lo que sea, yo en la oficina lo que interpretamos es: yo no puedo decir con certidumbre si esta media es distinta de la otra, pues prefiero no decir nada.

Tampoco voy a privar a la gente que está tratando de ver cómo van las cosas, de en dónde están el primero y el segundo, qué tan lejanos están y qué proporciones tienen. Entonces, por eso decidimos publicar empatado.

Yo creo que aquí mejor retiro la propuesta al IFE dado que hay una reacción tan enfática al respecto y tan técnicamente sustentada, con respecto al nivel de significancia que cada quien quiera. Yo creo que sí tenemos una responsabilidad con la sociedad, porque mi tía no llevó cursos de muestreo y no entiende la diferencia entre pronóstico y no, y las encuestas de medios de la última semana son un fenómeno social. Yo creo que esto no es un asunto del medio, sino del que produce la información.

Esta es mi opinión, la dejo en el piso, creo que son más importantes las previas que las encuestas de salida y los conteos rápidos.

Hoy en los Estados Unidos se discute si hubo fraude o no alrededor de las encuestas de salida. A mí me parece más grave que la sociedad, a través de los medios de comunicación, sea desorientada o se diga algo que no es en última instancia totalmente cierto, que es qué fulano encabeza o qué fulano va en primero y zutano en segundo. Por lo menos nosotros asumimos que no lo sabemos con certidumbre.

Entonces, ésa era mi propuesta, antes de que el IFE se meta en un lío de coordinar a exconsejeros y demás, de coordinar a encuestadores que no están de acuerdo, retiro mi propuesta, no se enojen.

-Ana Cristina Covarrubias: ¿Qué aprendimos? Bueno, primero que nada hablo de lo metodológico. De lo que hemos hemos estado escuchando durante la mañana, que el modelo de probables votantes, tal y como se defendió desde el 2000, creo que es una supuesta innovación metodológica que nos impusieron en el 2000 los encuestólogos que vinieron a asesorar la campaña de Francisco Labastida.

Y en ese momento era como ¡wow, qué descubrimiento! Pero además tiene una base bien lógica. La base que a todos nos convenció y por eso todos a estudiar y a inventar un modelo, era decir que no todos los encuestados que tengo enfrente van a ir a votar, entonces, para qué tomo en cuenta la opinión de un Fulano que ni va a ir a votar.

Previo a esta introducción de esta problemática, en los anteriores años estábamos todos centrados en la discusión de qué pasa con la no respuesta. La caja negra, que si no finalmente es la definitoria, y esto se nos cambió en el 2000 por lo más preocupante, era lo que dicen los que sí dieron respuesta, porque de esos cuántos iban a ir a votar y cuántos no.

Aún no tenemos el modelo, y ojalá si algún día existiera, éste sea algo que compartamos todos y si no, pues la propuesta la sostengo, de que en el futuro no se publiquen cuestiones con probables votantes.

También aprendimos del muestreo clásico. El muestreo clásico que sigue siendo el muestreo finalmente que reproduce mejor en un momento dado la realidad, y eso ya nos lo ilustraron en la mañana con distintas simulaciones. Pero yo creo que la gran diferencia de esta elección, más allá de lo que ya sabemos todos de que fue sumamente competida, está en que, algo que llegó, supongo yo, para quedarse, es la propaganda negativa.

Es clara la importancia de la publicidad en general, pero más el impacto que esta propaganda de denostar al contrario puede tener en las preferencias electorales. Y creo que en esta ocasión, como era inédito para los mexicanos, porque no habíamos estado sometidos a unas agresiones de tal calibre, sí impactaron de manera muy importante. Polarizaron a la ciudadanía; envenenaron la política.

Supongo que es una modalidad de la libertad de expresión que llegó para quedarse, y que entonces todos los partidos políticos en el futuro tendrán que ponerse las pilas para poder hacer esto. Una moción nada más sería que hay de negativa a negativa.

Hay la negativa -como la que mencioné en un primer momento a lo largo de la mañana-, que era la cuestión de haber aprovechado con toda oportunidad el momento de la ausencia de Andrés Manuel López Obrador en el primer debate.

Yo había evaluado el día anterior, no encuesta preelectoral, sino una evaluación de qué tan enterada estaba la gente de lo del debate, y si sabía de la silla vacía. Y, la verdad, la proporción no era algo importante de gente que estuviera enterada, ni de la silla vacía ni nada, y cuando preguntábamos bueno ¿y por qué crees? Pues te informo, fíjate que va a haber silla vacía porque el señor no va a ir. ¿Cuál era la reacción? Pues ha de ser por estrategia.

O sea, lo que verdaderamente impactó fue la publicidad negativa. Pero eso es una publicidad negativa perfectamente bien diseñada y sobre todo, puesta con oportunidad, porque se diseñó de tal manera oportuna, que salió un minuto después de que terminó el debate.

Pero hay otras publicidades, como la famosa “chachalaca”, que aprovecha un decir, lo que podríamos hasta calificar como un posible error de comunicación, para denostarlo, pero lo malo de eso es que lo denosta asociándolo con la figura de Hugo Chávez. O sea, ese spot no es nada más un spot negativo que aprovecha una debilidad del contrario, es un spot negativo que francamente dice una falsedad.

Entonces, en ese sentido, posiblemente sea el camino por el cual se puede andar, aunque evidentemente esa publicidad llegó, en mi opinión, para quedarse.

 -Roy Campos: Rápidamente. Quiero aprovechar lo que dijo Ana Cristina Covarrubias y lo que dijo Ulises Beltrán. Creo que todo se basa en comunicar mejor.

Si algo tenemos que aprender los encuestadores de este proceso, es que hay comunicación. Ana Cristina efectivamente está diciendo que las campañas negativas afectaron las cosas.

O sea, tenemos que estar conscientes con las encuestas que cuando medimos algo todavía hay cosas que pueden pasar, como campañas o mentiras.

Y nosotros también tenemos que aprender a comunicar. Un consejo sería eliminar de nuestro léxico la palabra pronóstico.

Si queremos poco a poco estarle diciendo a la tía de Ulises que no es pronóstico, pues no hay que decir la palabra pronóstico, hay que  eliminarla del léxico. Así como hace años estoy recomendando quitar la palabra representativa mientras no haya una definición estadística. Así quitar pronóstico.

Esto de las encuestas es como el mundo cuántico, es el mundo de las probabilidades, es el mundo de lo que puede o no puede ser.

En términos de probabilidades es más probable que la preferencia cambie a que la encuesta esté mal hecha. Así, tal cual.

-Ulises Beltrán: No queremos que sea diálogo, pero ya va a ser. Yo nunca he usado como pronóstico, si quieres quito…

-Roy Campos: ¿Y tus láminas?

-Ulises Beltrán: Déjame terminar. Yo creo que el asunto del margen de error no tiene que ver con el pronóstico, tiene que ver que sin tu medición puedes decir con -independientemente como le llames-, el estado actual de las preferencias, lo que tú quieras, llámale como quieras.

Lo único que hice con el pronóstico fue señalar que “si tomamos las últimas como pronóstico”, y no lo hagan, no lo vayan a hacer.

-Roy Campos: Como tú.

-Ulises Beltrán: No nos fue tan mal; como industria fue bastante adecuado.

Debo decir una cosa, el problema es que no quedó la idea de que estaba muy competida, quedó la idea de que no estamos de acuerdo porque unos dijeron que ganaba y otros dijeron que perdía. Ese es el punto. No se mandó la señal de una elección cerrada.

Faltaría en tu lista de resultados de lo que las encuestas dejaron lo que digo, por lo menos a mí me ha pasado entre la gente. Oye, las encuestas no se pusieron de acuerdo, etcétera, abriendo todo el tema de la suspicacia y demás.

Entonces, independientemente de que sean pronósticos o no, en enero tu medición de las preferencias de cómo están en ese momento, etcétera, o llamo al asunto de si puede determinar con certidumbre quién está arriba y quién está abajo, independientemente de que sean pronósticos o no.

Estoy diciendo simplemente si la encuesta mide dos mediciones puntuales o como se llamen, estimaciones puntuales que están dentro de márgenes que no puedes decir con certidumbre si uno está arriba u otro abajo, creo que debemos de ser muy cuidadosos porque decir que uno está arriba o abajo tiene consecuencias para los electores.

El problema es que uno no sabe en realidad si una proporción está arriba o abajo.

Entonces a lo único que invito es que en esos casos seamos muy cuidadosos porque sí tiene consecuencias la publicación de esas cosas que medimos durante la campaña. 

-Edmundo Berumen: La intervención de Ulises me dejó una inquietud que seguramente ahora me la va a aclarar. Si no registré mal, comentó que el dato a publicar es una decisión colegiada de un grupo editorial, y esa frase se presta a muchas interpretaciones.

El grupo técnico nos da un número y luego colegiadamente decidimos qué decir. Quisiera que abundaras un poco más sobre eso, porque con tantas cabezas que habemos aquí cada quién se puede imaginar cualquier cosa.

-Ulises Beltrán: Tiene que ver con los modelos de votantes probables, tiene que ver con técnicamente no es editorial, en el sentido de que quien me va a publicar me diga, sino es una decisión interna, en la cual evaluamos el modelo de votante probable; no es un modelo, para nosotros, que mejore la estimación. No lo hacemos por eso; es una hipótesis de investigación.

Es una hipótesis que tiene que ver cómo la muestra observada es distinta de la de probables votantes o no. Entonces hacemos un esfuerzo muy importante por estimar; no comparto el modelo con Francisco Abundis, pero sí con algunos modelos.

Y llega un momento en que tú tienes más de una estimación. Yo voy a decir cosas tan simples como si el modelo de votantes probables cambia el resultado entre primero y segundo lugar sin duda lo rechazamos, pero es que tenemos más de una estimación, entonces técnicamente buscamos la manera colegiada de llegar a la estimación, en consenso con la experiencia de todos nosotros, pero es un asunto estrictamente metodológico y quizás el punto central a decidir es entre la estimación de votante probable y la estimación bruta o como la quieras llamar.

-Edmundo Berumen: Pero igual podría ser, como lo exhibió Francisco, que distintas variantes de votantes probables también te cambiaran el resultado.

-Ulises Beltrán: Nomás tenemos uno; no tenemos más de uno.

-Edmundo Berumen: Nos comenta que su diana se mueve y que las preferencias se mueven.

-Francisco Abundis: Me parece muy interesante el ejemplo de Ulises en el caso límite de qué hacer en una elección muy cerrada y que tiene que ver también con el modelo.

A mí me surge una pregunta: ¿Y qué hacemos con la siguiente elección local, después de la federal? Es el caso de Chiapas. ¿Qué es más delicado? ¿No dar datos en una elección que está muy cerrada y estimamos que se pueda cerrar más, como pudo ser Guerrero, y acaba siendo una elección de 13 puntos?

O decir que por lo menos yo supe de cuatro mediciones: dos de investigadores que están en la mesa, de Consulta, de BGC; María de las Heras e IPSOS-BIMSA que le daban a un candidato del PRD en Chiapas más de 10 puntos o 10 puntos en promedio; una elección que acaba en .28.

Yo no si es más delicada esa elección cerrada y dar datos sobre una elección cerrada o decir que una elección viene muy abierta y por eso sí salir a dar datos, cuando estuvo a punto de revertirse el ganador.

Esto me lleva a otra reflexión: ¿Por qué razón confiar tanto en nuestros indicadores técnicos, en las T’s o en cualquier otro, en el .5 o .05, lo que tengamos de indicador? Incluso para conteos rápidos y para encuestas de salida. Eso sería como negar -en particular para encuestas de salida y preelectorales-, negar la existencia del error no muestral. Perdón, esa sería una pregunta para Ana Cristina.

¿Cuál sería la explicación, Ana Cristina, de ese diferencial entre el .3 de encuesta de salida, de ventaja para López Obrador y después una elección que se cierra?

A lo que voy es: si el tema es para no vernos mal vamos a editorializar los datos, se me hace una especie, perdón por la expresión, como de síndrome de Susanita, la de Mafalda, de escondámonos, porque nos vamos a ver muy feos.

Es decir, en una elección como la de Kerry y Bush, en la que hay un indicador de 1.9 de error promedio, la mitad de las mediciones en una industria que nos lleva 50 años de experiencia por lo menos estaban de un lado, la mitad estaban del otro, era una elección empatada y no acabó ganando ninguno de los dos candidatos 80-20. Ese fue el dato y la industria no entró en crisis.

Me parece que si eso se sigue reportando así, otra vez  el mensaje entre líneas siempre es, bueno, esa era una elección empatada como iba a ser ésta, iba a ser una elección cerrada.

Me preocupa que la idea de guardar la imagen de la industria sea como ir escondiendo nuestros errores en lugar de hablar más bien de los límites del método, porque ese es exactamente el problema que tiene hoy día el IFE con su conteo rápido, al cual se le demandaba esa noche, y esto medido por cierto para el Instituto. ¿Cuál es la razón por la cual la gente está frustrada con esta elección? Porque no tuvo ganador, porque la gente esperaba más del método.

Este problema que en nuestro caso tiene  mucho más error, le pasó al IFE con una muestra de 7 mil 600 casillas o lo que es lo mismo, por qué no reconocer de entrada que no solamente no hacemos pronósticos, sino que incluso el mismo día de la elección somos muy vulnerables, sobre todo en encuesta de salida con error no muestral.

Y finalmente, yendo nada más a la parte del método de Warren, creo que él más bien sugería que éste se utilizara para conteos rápidos y para encuestas de salida, no para preelectorales, porque son dos formas de rankear totalmente distintas.

-Manuel Rodríguez: Comentando rápidamente lo que señala Paco, a mí me parece que sí es importante tener la capacidad y la madurez de poder decir que así son las cosas, pero también los medios tienen la obligación y la responsabilidad de decir así son las cosas. Cuando las encuestas se empiezan a volver nota, el resultado de la encuesta empieza a volverse la nota de primera plana cada vez que se levanta y parece que ya es una competencia entre los medios, pues ahí se distorsionó absolutamente todo, porque ya el mismo medio, no el encuestador, es el que le va a poner el énfasis en función de que la nota venda más o venda menos y eso creo que lo vimos muchas veces a lo largo de toda esta elección.

Allí hay otro tema, más de quien difunde la información que propiamente de la técnica y del encuestador.

-Manuel Gameros: Buenas tardes, vengo de la Universidad Iberoamericana y nada más quisiera decir, recogiendo algunos de los temas que ya se han comentado, en particular la cuestión de comunicación, yo creo que una de las cosas es que el trabajo que se realiza en términos metodológicos, bajo una investigación, se hace en función de intención de voto.

Pero creo también que recogiendo lo que se mencionaba en la mañana, de lo que estamos hablando es de un ejercicio de comunicación en donde más que esquemas de censura o de control editorial -ya hubo también algunos comentarios-, lo importante es hacer un trabajo con los propios medios de comunicación, como acaba de comentar Manuel Rodríguez  en el sentido de que haya un desarrollo de cultura mediática. Probablemente ese sea uno de los trabajos del IFE  en particular, no únicamente el controlar qué encuesta se publica o no, bajo qué parámetros, sino que la gente tenga mayor capacidad para interpretar la información y la publicidad, incluso el hecho de que existan campañas negativas.

Si hay un desarrollo de cultura mediática, eso tiene un sentido completamente distinto y se puede revertir como el caso de “chachalacas”. Ese sería el comentario.

-Pregunta: Yo iba con dos pequeños comentarios, uno tiene que recaer en este asunto de que a mí me encanta el diseño de las “dianas” que hace Roy Campos, pero creo que reduce el fenómeno eminentemente muestral, y además reduce un fenómeno también a simplemente estar o no en el punto central en la diana.

Yo me preguntaría respecto a dos cosas. La primera, ¿qué ocurre cuando sistemáticamente un punto se encuentra siempre por debajo o por encima de donde se ubica la diana? Pues forma  una equis. Esto es, no nada más muestrear en donde está el punto, sino que sistemáticamente unos se ubican por encima y otros por debajo, que esto es lo que podemos ver ocurrió en 2006, y repetidas ocasiones también en 2000.

Mediciones que no se distribuyen aleatoriamente -y no es algo cuántico-, es algo que tiene un patrón que puede uno entrever perfectamente detrás. Mediciones por encima y por debajo para un candidato determinado por parte de unos y otros; mediciones próximas o no. Inclusive, con el movimiento de la diana puede saberse si ocurrió o no ocurrió una posibilidad de saber qué encuesta de salida, las preguntas sobre el momento de intención del voto y patrones de votación de quienes decidieron votar, otras encuestas que se puedan hacer entre la población en su conjunto durante la jornada electoral, y una más, los tracking pools que continuaron viviendo;  estos son diversos elementos que nos permiten saber si hubo movimientos o no.

Finalmente, creo que Ulises Beltrán tiene mucha razón en lo que está planteando, pero tal vez no debiéramos hablar de dejar de dar el dato necesariamente. Hubo una solución que me pareció óptima en el documento que el propio IFE estableció para las encuestas de salida 2006. No es que no o sí se pueda, sí se deba o no, que cada quien haga lo que quiera. Pero en todo caso, si en términos estadísticos no puede cancelar la hipótesis de que la distancia sea cero, o que esté al revés del orden en que está, no puede definir en un momento preciso, deberá explicitarlo simplemente. O sea, explicitar si puede dar un ordenamiento preciso, una jerarquización primero, segundo, tercer lugar, o no puede efectuar este ejercicio, y sus intervalos se están intersectando.

Simplemente que eso lo tenga que reportar, como parte de lo que tiene que reportar un investigador en el momento de difundir su información.

-Pregunta: Hola, soy Manolo Barberena. Yo más que una pregunta, tengo un comentario. Se la pasan hablando aquí de la industria y de los encuestadores como si te apoyan ocho agencias de investigación que hacen encuestas electorales durante un año.

La encuesta de revisión de mercados vale 350 millones de dólares, y solamente el 7 por ciento se refiere a estudios electorales. La industria de investigación de mercados diariamente levanta estudios, no solamente para los partidos políticos ni para candidatos, levanta encuestas para cientos de empresas privadas, para gobiernos de los estados que toman decisiones importantísimas, de políticas públicas, de productos, de servicios, etcétera.

También el hecho de hablar de la industria de los investigadores de mercado sobre la opinión pública como un nicho de siete empresas que hacen estudios cada cuatro, seis o tres años, suena un poco limitado. Sería bueno que supiéramos que la investigación de mercado es mucho más amplia que solamente los periodos electorales.

Y que también hay investigaciones metodológicas en otro tipo de materias, elasticidad de precios, imagen, etcétera, y se toman decisiones muy importantes, no en México, a nivel mundial, gracias a esa industria, que lleva más de 50 o 60 años de mostrarnos efectividad en muchos campos, no solamente en ese.

Y dos, a mí me gustan las encuestas como las de Roy. No me gusta ver un árbol, me gusta ver un bosque. Sí, el bosque dijo que venía una elección muy cerrada, claramente, con un tercer lugar, muy lejos. Eso fue lo que pasó.

El hecho de decir: se equivocaron. Yo estoy orgullosísimo del trabajo que hicieron mis colegas, todos, durante este proceso.

-Edmundo Berumen: Creo que, igual que Ulises, me quedé insatisfecho con la respuesta de Roy Campos. Pero yo le hago una pregunta muy concreta: el haber dado resultados en Televisa, ¿consideras tú que haya modificado de alguna forma el pensar de los votantes o no?

Y me acuerdo de frases o palabras como “ya lo alcanzó”, “ya está arriba”. En algunos casos donde, coincido, el error estadístico del ejercicio, como se quiera llamar éste, daba para un empate, no para marcar un claro triunfador en ese ejercicio.

Y la otra, aprovechando que están aquí los consejeros, me gustaría  ver si alguno puede retomar. Se habló de dos comentarios o de dos hechos: el comentario de “chachalacas”, hecho por Andrés Manuel y el no haber asistido el debate, y entonces en eso coinciden “perdió puntos Andrés Manuel”.

Pero yo quisiera saber cuántos puntos perdió o en algún ejercicio que se pueda hacer, todas las campañas negras hechas por Fox, hechas por el PAN y por el Consejo Coordinador Empresarial, porque tanto el IFE como el Tribunal se declararon incompetentes para decir si había afectado o no la elección al final.

-Roy Campos: Bien. La voy a tomar primero, porque me mencionó a mí.

Primero voy a aprovechar algo del final. Es decir, cuando yo presenté lo de dianas lo dije en plan así como de que imagínense que alguien no vaya al debate.

Mi visión personal de eso es: el debate es un evento que dura dos horas. Entonces, ¿qué tanto voy a afectar? No, no ir al debate significa no ir al evento debate, que es un evento que empieza antes, días antes de terminar, días después, en donde ir al debate significa aparecer; si no quería sentarse en un silla, explicando por qué o después por qué no fue, o sea, cosas así.

No ir al debate es no ir a todo el evento mediático que significa el debate, más que ir físicamente al debate. Pero no tengo una medición de cuántos puntos, porque además quien la haga está midiendo no nada más el debate, sino las campañas del debate, las campañas de por qué no fui; o sea, muchas cosas alrededor del debate.

Yo creo que no es fácil poder ver cuántos puntos, pero si alguien lo quiere estimar que lo estime; total, ya pasó la elección, que estimen lo que quieran.

Segundo. Si alguien está preocupado por los medios, que ahorita decía Ulises, que si soy yo. Yo realmente estoy muy preocupado, es permanentemente el mensaje que se está mandando en medios.

Tan es así que cuantas veces salgo digo esto no es un pronóstico, las cosas pueden cambiar.

Me llegaron a preguntar no nada más en esta elección, sino en Veracruz: ¿pero tiene probabilidades Madrazo de ganar?

O sea, cómo un encuestador va caer en la soberbia y quitarle probabilidad de ganar a un partido que gobernaba 17 estados y tenía tantos votos. Lo que tenía que hablar es que tenía menos probabilidad que los demás; pero no podía uno ser el soberbio que con una medición dijera: con mi encuesta le pongo cero de probabilidad de ganar a este candidato. No puede uno hacerlo.

Entonces, ese tipo de cosas soy muy cuidadoso en contestarlas. Tan cuidadoso que ese día no salí, el 2 de julio no salí a dar ganador.

Pero la pregunta específica es si mis salidas al aire con encuestas previas podían haber cambiado la intención de voto del ciudadano.

Ese es el eterno dilema de si las encuestas modifican o no las preferencias.

Y es un eterno dilema que entra incluso en las discusiones de los consejeros electorales en los estados, que hacen que nos pongan leyes limitando la difusión y la realización de encuestas. Lo hacen bajo la premisa de que aunque no se haya demostrado, la difusión de encuestas modifica las preferencias electorales.

Mi posición allí es muy clara: Si aceptan que la difusión de encuestas modifica las preferencias electorales, también se tiene que aceptar que la no difusión de encuestas modifica las preferencias electorales. Así, tal cual.

Si difundirlo modifica, no difundirlo también modifica el resultado electoral. La modifica porque genera información para que el encuestado tome decisiones, en el primer caso y, en el segundo, la modifica porque la ausencia de esa información hace que no se muevan las preferencias.

Bueno, en esos dos impactos y en esas dos influencias de las encuestas prefiero que influyan por información que por ignorancia.

O sea, primero que el encuestado, que el ciudadano tenga la mayor parte de información, que tenga una información completa para tomar su decisión y si esa decisión puede ser darle utilidad al voto, que sea darle utilidad al voto, pero que entre más información tenga es mejor que ocultar la información y que no se entere para que no se modifiquen las preferencias.

Ante esas dos posturas sí me declaro totalmente liberal y hay que dar la información.

-Luis Carlos Ugalde: Quiero comentar brevemente sobre lo que aquí se ha dicho.

El IFE en ningún momento evaluó el impacto de la propaganda negativa. Nuestro mandato por la sentencia del Tribunal era simplemente evaluar si desde un punto de vista legal algunos spot contenían elementos difamatorios, denostativos, etc.

En nuestro ámbito de acción, el impacto no es una variable a analizar, como sí lo fue en el caso del Tribunal, tema del cual no hablaré. Pero en el tema del IFE solamente evaluamos si desde un punto de vista legal y bajo ciertos criterios que emitió una sentencia del Tribunal había difamación, calumnia, diatriba, etcétera.

Ahora bien, quiero comentar que en el caso de los spot hubo quejas para evaluar un total de 29 spot y sí quiero decir que esos 29 spot estuvieron distribuidos entre los tres principales partidos en contra de los otros partidos. Es decir, sí hay un equilibrio en el número de spot negativos, particularmente del PAN y de la Coalición Por el Bien de Todos.

Es decir, sí hubo campañas negativas que elaboraron las dos principales fuerzas políticas.

Segundo comentario con respecto a las declaraciones del Presidente de la República y también debo mencionar de algunos gobernadores. Nosotros tuvimos un acuerdo de neutralidad donde había ciertas restricciones que fueron particularmente acatadas 40 días antes de la jornada, no así declaraciones alegóricas, metafóricas como fueron calificadas por el Tribunal, que teniendo un impacto político, como autoridad estábamos en una zona gris para poder evaluar cuándo ciertas declaraciones violaban o no el acuerdo.

Teníamos algunos elementos objetivos que era, por ejemplo, que toda la publicidad oficial se debe retirar 40 días antes, no puedes asistir a un mitin público, no puede haber spot de promoción del voto genérico, no así en zonas grises en donde el Presidente de manera muy visible y algunos gobernadores y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal hacían expresiones alegóricas directas o indirectas que no caían necesariamente en un ámbito objetivo.

El tercer comentario es el tema de los particulares, un tema muy controvertido donde no se analizó el impacto. Tampoco se analizó la inversión publicitaria ni se analizará; es un tema complejo y el IFE no tomó en consideración el impacto.

Quiero comentar también que en este tema de la propaganda negativa, un tema que queda pendiente es si la autoridad electoral tuviera que mantener su papel en analizar los spot negativos, una pregunta relevante sería si también tendríamos que analizar el contenido de los discursos, porque el impacto del contenido de los discursos a través de los medios noticiosos tiene también un impacto muy relevante y, si no, habría que hacerlo también con las entrevistas y otro tipo de expresiones que no solamente se refieran a los spot.

Creo que esa es una discusión importante que no está en el ámbito de este seminario, pero me parece muy importante para el futuro.

-Ana Cristina Covarrubias: Un comentario nuevamente sobre el tema de la publicidad. Refiriéndome a la pregunta que se había formulado antes, en términos de que se habían mencionado dos spots en concreto que habían tenido un impacto negativo sobre Andrés Manuel López Obrador, haciéndole bajar la distancia y, repito, que en nuestra serie bajó la distancia, pero jamás dejó de ser el líder.

Bueno, evidentemente, y lo reconoce el Tribunal en el momento de hacer su dictamen final, hubo dos factores que incidieron en contra de López Obrador: Las intervenciones del Presidente y, por el otro lado, las intervenciones del Consejo Coordinador Empresarial, que yo agregaría no solamente fueron ilegales, sino además eran difamatorias, calumniadoras, absolutamente fuera de la verdad.

Entonces, vuelvo a insistir en que hay propaganda negativa de propaganda negativa, y que el asunto de la calumnia y la difamación sí es un asunto que deberíamos de hacer conciencia, si no es que regulación, porque creo que es muy difícil, pero conciencia de cuándo es difamatorio.

Tengo una publicación en Nexos de este mes, en donde sí tengo datos muy claros de las razones del voto, que expresaron los ciudadanos en el momento de la encuesta de salida. Nosotros diseñamos nueve reactivos, los cuales se hicieron, en su momento, con base en grupos focales.

Y esos nueve reactivos contemplaban variables como: la pregunta del ciudadano era, bueno, usted porqué voto o por quién votó; no me diga el voto, porque es secreto, pero dígame nada más, de estas elecciones, de estas alternativas y le dábamos una tarjeta para que las eligiera, cuál fue la que mayor pesó en su ánimo para votar por quien haya votado.

El análisis que está publicado en Nexos establece que la principal respuesta de apoyo a Felipe Calderón fue para continuar con los programas del Presidente Fox.

O sea, la campaña del Presidente Fox, que se inició con un año de antelación y de la que yo ignoro el peso publicitario, pero debe ser todo el peso publicitario del mundo, fue determinante, según el decir de la gente en la encuesta de salida.

Y el otro motivo fundamental para los que votaron por Felipe Calderón es el miedo a una crisis económica, el miedo a perder mi casa, el miedo a perder el empleo, cuestiones que fueron publicitadas por esta serie de asociaciones que de alguna manera tienen que ver con el Consejo Coordinador Empresarial, en donde se amenazaba a la población de que si votas por López Obrador pierdes tu casa y tu empleo y eso salió en la última semana con un peso publicitario altísimo.

Esas fueron las principales, desde luego hay que hablar también de lo positivo, que la campaña positiva del PAN, que está también consignada en el estudio, le dio un importante empujón porque él no era conocido; él viene de esa dinámica ganadora de la elección interna, pero ahí se quedaba, porque la población no la conocía. Eso le molestaba a los panistas y en ese sentido de estrategia tenía razón el que la tregua dictaminada por el IFE les quitaba tiempo, había que darlo a conocer a como diera lugar, en un tiempo muy limitado.

Bueno, desde el lado de la campaña positiva es importante la asociación de Felipe Calderón como Presidente del Empleo, que lo hace conocer asociándose con un problema que la población percibe de vital importancia.

Y, por contra, lo que hace el voto de López Obrador es fundamentalmente votar por el cambio verdadero, en contraposición con la continuidad de los programas del Presidente Fox.

López Obrador representó una esperanza de mejoría en el sentido amplio y la gente quería un verdadero cambio, la gente que votó por él quería eso, y eso más que esperanza son las razones del voto a favor de López Obrador.

López Obrador no tuvo un equipo de publicidad porque, consistentemente con sus propios principios, no era y allí lo mencione lo que le oí decir en una ocasión, no soy un producto mercadotécnico y no debo ganar por mercadotecnia. Creo que esta es una de las lecciones que también nos deja la elección.

-Edmundo Berumen: De manera muy breve comentaba yo que Roy nos decía que la Diana se mueve. Yo le corregiría un poco y diría: la mueven y la mueven las campañas, la mueven las estrategias electorales de cada contendiente, de cada partido, los espacios noticiosos que las reseñan, la publicidad positiva o negativa que ya se comentó.

Como bien lo señala Manolo Barberena, nuestra industria se dedica a medir muchas cosas y entre esas se dedica a medir, bien o mal, con mucho o poco error, el impacto de esa publicidad y es algo que el esfuerzo en el TRIFE por haber intentado medir las consecuencias que tuvo la información que a la mano está, sobre toda la publicidad monitoreada, la inversión y las menciones negativas o positivas, que no es lo mismo 67 segundos de exposición negativa en un noticiario de difusión nacional, estelar, a 40 segundos en uno local.

Toda esa información está, y como un ejercicio a posteriori, sería útil poder tener un acervo de esa información puntual, como ya se dijo en la sesión de la mañana, que con esos Roy registra 222 y no recuerdo encuestas, mencionó varios trackings diarios, y seguramente hay otras no conocidas por ninguno de nosotros.

Esa información está ahí y nos permitiría tener un acercamiento al impacto que tuvo tanto en la publicidad como en la reseña del espacio noticioso.

Y finalmente, decía en algún momento Ana Cristina Covarrubias, que antes el tema, y enumeró varias cosas que eran tema y ya no lo son, y entre ellos enumeró la no respuesta.

Bueno, yo no sé si la no respuesta ha dejado de ser tema, cuando en la página Opina leemos que hay 40, 30, 50 por ciento de no respuesta total. Rechazo total a ser entrevistado; no estoy hablando del rechazo a la pregunta específica de intención de voto.

Entonces, ¿ya dejó de ser tema?

-Ana Cristina Covarrubias: No. Perdón. De hecho, al inicio de la sesión en la mañana, yo decía que era sumamente importante, una recomendación muy importante es que se publicaran las encuestas, siempre aclarando la no respuesta. Sigue siendo un tema.

-Carlos Barros, moderador: No quiero pasar por alto una invitación que nos hizo el doctor Berumen en la primera mesa de la mañana, en donde nos sugería la investigación profunda sobre el acervo de encuestas que el Instituto tiene.

Sin embargo, sí quiero subrayar que este acervo de información es aquel que hemos formado con el consenso de los encuestadores, y que es la información mínima que le garantiza al elector que aquellos resultados que ve en las encuestas publicadas, tienen un hálito de protección metodológica; es decir, están bien fundadas.

En los consensos que se formaron para definir el acuerdo de regulación metodológica, como en todos los procesos electorales previos, y en los federales previos, buscábamos qué información es deseable, y qué información es posible juntar, a propósito de las encuestas.

Obviamente, los estudios completos con los cuestionarios y las bases numéricas no son parte de este acervo, porque el propio gremio nos ha expresado la incapacidad de proveérnoslo; y ciertamente esto rebasa el espectro de responsabilidad del Instituto, que solamente debe garantizar que la información que surge de la lectura de las encuestas tiene un fundamento metodológico, tiene limitaciones de carácter temporal, limitaciones de carácter espacial que deben de ser perfectamente claras para el elector, de modo que sea un instrumento de información hacia la cultura democrática.

Por lo demás, la información que el IFE ha conjuntado a propósito de los ejercicios de regulación es información perfectamente pública, que se ha publicado y difundido y que está al alcance de todos ustedes y de cualquiera que esté interesado, desde el primer día en la que la obtuvimos a través de la página electrónica del Instituto.

Probablemente algunos de los estudios -que seguramente han de tener un enorme interés por esta taxidermia del votante-, pueden exceder el ámbito de competencia del Instituto, pero la información ahí está.

Creo que el tiempo de esta mesa de trabajo se nos ha agotado. Tendremos una última intervención y con ella daremos  por terminada la mesa.

-Alejandra Latapí: Es respecto del planteamiento que hizo el Consejero Presidente de la necesidad de que se regule la industria a efecto de tener transparencia en los financiamientos, en los procedimientos y en los mecanismos que tiene para con el elector.

Escuchábamos inquietudes del representante del PRD y del representante del PRI justamente en torno del uso que se dio a determinadas encuestas, sin referirse específicamente a alguna de las empresas.

Empero el planteamiento estaba ahí y yo no he escuchado, a lo largo de estas intervenciones, que se aluda a ese punto en específico de la autorregulación.

¿Estarían en esa disponibilidad y sobre qué mecanismos?

-Carlos Barros, moderador: Los invito a la mesa en que vamos a hacer un análisis profundo y detallado sobre el marco regulatorio de las encuestas. Ésta se llevará a cabo mañana en la tarde.

-Ulises Beltrán: Yo sí quisiera decirle algo, está siendo usted testigo del ejercicio de autorregulación de la industria, éste es el ejercicio de autorregulación.